[Entrenamiento] Limpio y letal

Hacía un par de semanas que por la cabeza de Seath rondaba una inusual idea. Todo sugió a raíz de una conversación fugaz con uno de sus compañeros de Grimoire Heart. Este instó al chico a desarrollar una técnica que le sirviese para actuar desde las sombras. Seath en primera instancia reprendió esa intentona con un ostentoso discurso sobre la no violencia que interrumpió él mismo de forma repentina. Mientras el mago instigador lo dejaba mirándolo como a un bicho raro, al joven mago lo asedió el recuerdo del maestro fallecido recogiéndolo de la calle. Sus palabras resonaban como un eco incesante en su cabeza desde ese momento. Mientras leía sobre la ''Magia Perdida : Arca del tiempo'' en la biblioteca del gremio móvil, llegó a su respuesta. Cerró el viejo libro y tras dejarlo en su sitio, buscó mapas donde poder acampar y manejar magia sin llamar la atención. Tampoco podía probar la efectividad de la técnica sin objetivos pero no iba a sacrificar vidas humanas inocentes solo por su propia necesidad. Fue entonces cuando vio tachada la marca de un gremio oscuro, Eisenwald. Era perfecto. El lugar estaba bastante escondido en el bosque y la gente de bien no se acercaba por allí por lo tétrico del lugar y el miedo a ser emboscadas por posibles miembros que volvían a visitar lo que un día fue su hogar. Con un poco de suerte, podría aprender una genuina técnica para mandar al infierno a la escoria como esos asesinos a sueldo que mancillaban el nombre de mago. - Tengo el lugar y el objetivo... pero ni siquiera una ligera idea de como materializarlo...- Pensaba en voz alta. Antes de partir, Seath decidió leer un par de páginas sobre características del asesinato pues no era versado en el tema. Silencioso, veloz y con limpieza, esas eran las tres palabras que más se repetían. Con estas incrustadas en su prodigiosa mente, recogió todo lo necesario para salir. Dejó una nota en su cuarto advirtiendo de su ausencia y con su capa blanca puso rumbo hacia las ruinas de Eisenwald con determinación.

Frío. Esa palabra describía a la perfección el estado del bosque. Una ligera brisa invernal resoplaba entre los frondosos y blanquecinos árboles como un silbido anunciando la llegada de otra lluvia blanca. El cielo, todavía despejado, se reflejaba en los charcos de escarcha que aun se apreciaban por el camino silvestre que Seath recorría. En su andar no se hallaba impaciencia, solo curiosidad por las propiedades de esos grandes árboles que lo cubrían.La agradable brisa ondeaba su capa blanca como si de una coreografía alada se tratase. Según su mapa, las ruinas de Eisenwald se encontraban al final de ese camino, en lo más profundo del bosque, bajo el palio de las hojas de invierno. No obstante, este no era el primer destino del joven mago. Practicar allí llamaría demasiado la atención. Se mantendría en las zonas boscosas de los alrededores hasta que llegase el momento de los ensayos en humanos de su técnica. Tras un par de horas caminando por la zona, Seath encontró un pequeño claro que se adecuaba a sus necesidades. Estaba apartado de las ruinas por lo que ningún curioso debería acabar en ese lugar. Dejó su equipaje apoyado en un árbol y con tranquilidad se dispuso a montar la tienda. Llevaba consigo víveres para una semana y en caso de necesidad, los rayos de la tormenta que se avecinaba le serviría para llenar el estómago hasta volver a la nave. Una vez terminados los preparativos para su supervivencia, Seath reparó en lo silencioso que era el ambiente, tan silencioso que a muchos les induciría a la ansiedad. Debía ser la única persona en varios kilómetros a la redonda... incluso los animales parecían haber desaparecido de la zona. - Que gusto... es un crimen no aprovechar este silencio en cosas más provechosas pero en fin- Seath crujió sus nudillos y realizó algunos estiramientos. Estaba agarrotado, últimamente se había saltado los entrenamientos para poder centrarse en la investigación de las magias perdidas. Dejó colgada su capa en la rama de un árbol, próxima a su tienda. El kanji de sabiduría en su espalda resaltaba de entre el blanco paisaje que lo rodeaba. - Todavía no tengo una imagen clara de lo que quiero, lo mejor será meditar aquí, necesitaré aprender a controlar mejor mi magia, esta técnica no puede ser un burdo puñetazo- Pensó en voz alta el joven Dragon Slayer. Se sentó en el nevado suelo con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas a la altura del bazo,cerró los ojos y comenzó su entrenamiento.

El tiempo es una medida creada por los seres humanos para poder organizarse y mantener una coherencia pero la sensación del paso de este sorprende dependiendo de la actividad que estés realizando. En su mente, Seath materializaba la forma de su magia como un resplandor entre las tinieblas del mundo, una luz azulada y pura como un zafiro. El joven mago se encontraba en un espacio onírico en el que todo era negro y la única luz provenía de los esporádicos relámpagos. El mago de dorados cabellos blandía un semblante serio, firme y concentrado manteniendo los ojos cerrados.Un rayo cayó a sus espaldas con el consiguiente estruendo que imitaba los chillidos de los pájaros. Poco a poco, los rayos se hicieron más y más frecuentes y su proximidad entre sí también aumentaba. Una figura brillante comenzó a formarse a partir de la electricidad, una figura similar a un dragón. Esta enorme criatura formada por relámpagos amarillos portaba en su pecho un orbe azulado, la lácrima de Dragon Slayer que Seath portaba en su cuerpo. Esa era la representación de la magia que Seath poseía dentro de él y que claramente no podía controlar por completo. Una gota de sudor resbaló por la tez de Seath, símbolo de la presión que tal cantidad de magia producía en él. Los rayos del dragón comenzaron a fluctuar hasta tocar el cuerpo del joven mago. La forma del dragón comezó a disiparse al fluir hacia el cuerpo de su portador hasta finalmente desaparecer. Todo quedó a oscuras durante unos segundos hasta que del mago oscuros comenzaron a salir chispas. Seath comenzó a sudar cada vez más en proporción al aura de electricidad que crecía alrededor de su cuerpo. Una mueca de dolor cogió el dominio su rostro y en su cuerpo comenzaron a aparecer quemaduras que poco a poco se iban extendiendo por cada parte de su cuerpo. El aura volvió a tomar la forma de un dragón y su intensidad era tal que con un agonizante grito de dolor escalofriante, digno de la peor de las torturas, el cuerpo de Seath se volatilizó en pocos segundos.

Sudoroso, cubierto de nieve y con venas  marcadas en la frente, el mago de Grimoire Heath abrió los ojos de golpe. Su respiración se había acelerado, sentía como si el corazón fuese a explotarle y poco faltaba para que el eco de su pecho retumbase por cada rincón del bosque. El vaho de su aliento se fundía con la evaporación del sudor y los copos de nieve que caían sobre su cuerpo. - Lo que esperaba... dejar salir toda mi magia sin control no es lo mismo que tratar de utilizarla en su justa medida a partir de un todo- Pensó para si el joven erudito. Tras tomar una gran bocanada de aire fresco, miró hacia el cielo cubierto por un mar de nubes grises.- Está anocheciendo, he perdido la noción del tiempo... pero ha sido muy interesante, anotaré esta experiencia en mi cuaderno de bitácora.- Diciendo esto se levantó, agitó la cabeza para deshacerse de la nieve que adornaba sus dorados cabellos y se limpió la sobrante de sus hombros. - La magia de la lácrima es más manejable, no tiene un carácter tan salvaje como el resto de mi magia. Ojalá mi padre estuviese... me encantaría preguntarle como podía moldear esta magia a placer. - Recogió y su capa y entró en su tienda de campaña para descansas y llevarse algo a la boca.- Usar la magia de la lácrima queda descartado, la necesito toda para mi Aura de Tensión, quizás si en lugar de tratar controlar todo me centro en la mit-El rugido de su estómago interrumpió las cavilaciones del joven mago, el cual esbozó una sonrisa vergonzosa - Bueno... dejaré eso para mañana. ¡Hay que alimentar el cerebro para rendir mejor mañana!- Dijo autoanimándose. Con el estómago satisfecho y el cansancio en sus ojos, Seath se echó a dormir por ese día confiado en que mañana conseguiría avances en su entrenamiento... si es que llegaba a mañana. Una sombra amenazante acechaba al invasor que había campado a sus anchas todo el día en territorio ajeno. Una osadía que no podía quedar impune y que no tardaría mucho en ser castigada.

Algo o alguien se acercaba sigilosamente a una tienda parcialmente cubierta por la nieve, atraído por las huellas y el hedor del ser vivo que había perturbado su rutina. Seath se despertó perezosamente debido a un olor que su afilado olfato distinguió, resultándole escalofriantemente reconocible. El mago se apresuró en salir de la tienda, llamando la atención del que lo acechaba que rápidamente lo persiguió en la oscuridad del bosque propinándole un rápido golpe que no pudo evitar. La fuerza del repentino ataque mandó a Seath volando hasta chocar contra un árbol. Se reincorporó frotándose la cabeza con gesto de fastidio. - Madre mía... si que estás enfadado. O... ¿ enfadada ? Si no te dejas ver, no se como llamarte, lo siento.- La voz del mago delataba aun más fácil su posición en la noche cerrada pues ningún otro sonido le era devuelto en respuesta. El agresor se colocó a espaldas de su víctima con un sigilo felino y, mimétizándose por entero con su alrededor, se disponía a rematar la labor con su próximo ataque. No obstante, Seath consigue apartarse de forma preventiva, haciendo que el golpe de su oponente chocase contra el árbol. Este produjo un sonido similar a si una katana hubiese sido la que impactase contra el objeto en cuestión. Seath olisqueó el ambiente una vez más para asegurarse de la distancia entre ambos. - Tienes unas garras fuertes, debes ser un portento evolutivo, sin duda. Una pena que solo seas músculo. - La criatura volvió a arremeter contra su presa, la cual ya se estaba acostumbrado a la oscuridad y a los movimientos de su cazador. Seath esquivó nuevamente el ataque aunque recibiendo un arañazo superficial en el rostro. El joven erudito estaba tratando de hacer un perfil de la criatura a partir de los datos que estaba recogiendo en ese juego del gato y el ratón. La criatura comenzaba a impacientarse lo cual se traducía en arremetidas más seguidas pero con la particularidad de solo golpear una vez en cada una. La ropa de Seath fue la única en salir perjudicada. Este suspiró y se puso en guardia, si su hipótesis era cierta, el combate terminaría en ese instante. La criatura se abalanzó una vez más contra su objetivo pero de pronto, un destello de luz lo cegó por completo. Seath estaba rodeado por un aura de relámpagos azules y amarillos que iluminaron todo a su alrededor. Este aura rebeló la forma del atacante, una forma felina enorme con garras afiladas y unos colmillos largos que bien podrían competir con la mejor de las espadas, ambos cubiertos de sangre. El depredador no pudo detener el ataque, que impactó en el aura sin que a Seath le pasase nada. La criatura, desorientada, sacudía la cabeza de un lado a otro debido al fogonazo de luz. Seath se mantenía quieto y en una posición relajada. - Si no fuera porque la higiene de tus garras es nefasta, me habrías convertido en tu cena, esto...- Se movió intentando localizar una zona concreta del cuerpo. - Chica, si, eres una hembra. Un ejemplar impresionante pero te has equivocado de presa. - El mago esperaba que eso la ahuyentase, no deseaba herir a un ser vivo inocente pero una vez la felina se calmó y captó el olor de Seath nuevamente, se abalanzó sobre él mientras estaba con la guardia baja.