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Las guías, normas, post y demás temas del foro corresponden a sus autores, por favor, se pide que se respeten estos. Agradecemos a todos por su colaboración y hacer posible este foro.
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[Privado] Ojos azules y bella tontería
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Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Como primer gesto del muchacho, que se removió un poco antes de despertar, ella obtuvo una sonrisa adormilada que le pareció un tanto graciosa. Iba a soltar una risa por ello pero cuando el joven se incorporó al fin, dejando caer la sábana que lo tapaba, notó que él no tenía la playera sino que estaba con el torso desnudo. Casi sin querer, la mirada de la muchacha recorrió el pecho masculino y al volver a verlo a los ojos sintió que se sonrojaba un poco. ¡Eso no se hacía!
Con las mejillas ligeramente tintadas apartó la mano de los suaves cabellos azules y se alejó un poco, intentando que su rostro volviera al tono usual. ¡No era para tanto! Había danzado con hombres que tenían el torso desnudo, aunque pintado, la diferencia no era tanta. Pero estando en pijama y con él así se sentía un poco más avergonzada que de costumbre.
Dante pronto entró en escena, cambiando el foco de sus pensamientos y notó que le felino parecía estar reclamándole algo a su dueño. De seguro era comida, hacía horas que no probaba bocado, tendría que preguntarle a la dueña si podía darle algo de pescado esa vez. cuando Aaron volvió a hablar sus ojos se encontraron y esta vez Sayen sí puso soltar una suave risa, relajada de repente. Cada uno tenía sus gustos para dormir, ella no diría nada al respecto, pero tampoco se quedaría a averiguar de qué color era la ropa interior del joven aunque...
—Me pregunto si tendrá estampado de gatitos —comentó con una risa suave mientras se enderezaba por completo y se volvía hacia el bolso a un lado del sillón.
¿Eso había sido una broma? Vaya confianza se estaba tomando. Se agachó a un lado del bolso y tomó sus ropas con prisa antes de ir rápido hacia el baño.
—Aprovecharé para cambiarme también —le avisó segundo antes de cerrar la puerta con un suave sonido.
Una vez en el baño sintió que se sonrojaba por lo estúpida que había sido su respuesta y luego comenzó a reírse por lo bajo mientras cambiaba su pijama por el mismo traje del día anterior. Sobre a falta verde acomodó el pañuelo en su cadera para ocultar bien la marca de Bosco y cuando terminó de abrochar los botones de su chaleco salió al fin, con el pelo suelto, porque recordó que lo había destrozado para poder vendar la mano del muchacho.
Al salir, observó a Aaron con curiosidad buscando ver de qué color tenía el moretón de su rostro con el simple y tal vez tonto pensamiento de que con un poco de maquillaje podría ocultarlo para no llamar tanto la atención ni ser reconocido por los matones del otro día.
Con las mejillas ligeramente tintadas apartó la mano de los suaves cabellos azules y se alejó un poco, intentando que su rostro volviera al tono usual. ¡No era para tanto! Había danzado con hombres que tenían el torso desnudo, aunque pintado, la diferencia no era tanta. Pero estando en pijama y con él así se sentía un poco más avergonzada que de costumbre.
Dante pronto entró en escena, cambiando el foco de sus pensamientos y notó que le felino parecía estar reclamándole algo a su dueño. De seguro era comida, hacía horas que no probaba bocado, tendría que preguntarle a la dueña si podía darle algo de pescado esa vez. cuando Aaron volvió a hablar sus ojos se encontraron y esta vez Sayen sí puso soltar una suave risa, relajada de repente. Cada uno tenía sus gustos para dormir, ella no diría nada al respecto, pero tampoco se quedaría a averiguar de qué color era la ropa interior del joven aunque...
—Me pregunto si tendrá estampado de gatitos —comentó con una risa suave mientras se enderezaba por completo y se volvía hacia el bolso a un lado del sillón.
¿Eso había sido una broma? Vaya confianza se estaba tomando. Se agachó a un lado del bolso y tomó sus ropas con prisa antes de ir rápido hacia el baño.
—Aprovecharé para cambiarme también —le avisó segundo antes de cerrar la puerta con un suave sonido.
Una vez en el baño sintió que se sonrojaba por lo estúpida que había sido su respuesta y luego comenzó a reírse por lo bajo mientras cambiaba su pijama por el mismo traje del día anterior. Sobre a falta verde acomodó el pañuelo en su cadera para ocultar bien la marca de Bosco y cuando terminó de abrochar los botones de su chaleco salió al fin, con el pelo suelto, porque recordó que lo había destrozado para poder vendar la mano del muchacho.
Al salir, observó a Aaron con curiosidad buscando ver de qué color tenía el moretón de su rostro con el simple y tal vez tonto pensamiento de que con un poco de maquillaje podría ocultarlo para no llamar tanto la atención ni ser reconocido por los matones del otro día.
Sayen- Rango E
- Mensajes : 57
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
- No tiene estampado de gatitos es... Simplemente negro. -Repondió en automático, siquiera miró a dónde se iba ella, sino que tomó la camisa para poder comenzar a abotonarla. Acomodó los almohadones y dobló la manta antes de sentarse y ponerse en la labor de ponerse las botas. Cuando oyó la puerta del baño alzó la cabeza instintivamente sin dejar a sus manos detener la labor de ajustar los cordones. Le dedicó una media sonrisa a Sayen ante de ponerse de pie y golpear contra el suelo el puntero de las botas.- ...tengo hambre, ¿podríamos desayunar, cierto? También tendría que darle algo de comida a Dante... -
Desvió la mirada al gato que ahora aseaba una de sus piernas traseras con ahínco. Rodó los ojos. La cama de ella aún estaba desecha, el tendría que seguir viaje pero ella seguiría hospedándose allí, ¿cierto? Podía ayudarla a ordenar un poco más y pagar lo que había consumido. Tomó su chaqueta, se la puso y se acercó hasta la cama poniéndose a tenderla. Tampoco debía pedir demasiado permiso para ello, ¿verdad? Pocas personas rechazaban ayuda cuandos se trataba de ahorrarles trabajo.
- Tendrás que decirme lo que te debo por el hospedaje, supongo que lo que cené ayer puedo arreglarlo directamente con la casera. -¿Gracias? No, eso sería demasiado pasivo de su parte. Entendía que le debía la ayuda y la gratitud, ¡y por eso estaba tendiendo la cama!- ¿Sabes si el desayuno puede pedirse para llevar o te lo preparan ya en plato? Ahorraría algo de tiempo si me llevara la bolsa y ya... -Metió la sábana excedente bajo el colchón y se puso a apompar la almohada. La dejó en la cabecer y con un movimiento de la muñeca se encargó de espantar a Dante de la cama, era necesario que le liberara el cobertor. Sacudió los pelos como puso entre golpes y arrastre de la palma antes de estirar la colcha y dar por terminaba su labor. Se giró para mirar a Sayen con las manos en la cadera.- ¿Bajamos? -Ella podía responder en el camino mientras ¡acortaban el tiempo de espera a la comida! Era un muy buen plan.
Desvió la mirada al gato que ahora aseaba una de sus piernas traseras con ahínco. Rodó los ojos. La cama de ella aún estaba desecha, el tendría que seguir viaje pero ella seguiría hospedándose allí, ¿cierto? Podía ayudarla a ordenar un poco más y pagar lo que había consumido. Tomó su chaqueta, se la puso y se acercó hasta la cama poniéndose a tenderla. Tampoco debía pedir demasiado permiso para ello, ¿verdad? Pocas personas rechazaban ayuda cuandos se trataba de ahorrarles trabajo.
- Tendrás que decirme lo que te debo por el hospedaje, supongo que lo que cené ayer puedo arreglarlo directamente con la casera. -¿Gracias? No, eso sería demasiado pasivo de su parte. Entendía que le debía la ayuda y la gratitud, ¡y por eso estaba tendiendo la cama!- ¿Sabes si el desayuno puede pedirse para llevar o te lo preparan ya en plato? Ahorraría algo de tiempo si me llevara la bolsa y ya... -Metió la sábana excedente bajo el colchón y se puso a apompar la almohada. La dejó en la cabecer y con un movimiento de la muñeca se encargó de espantar a Dante de la cama, era necesario que le liberara el cobertor. Sacudió los pelos como puso entre golpes y arrastre de la palma antes de estirar la colcha y dar por terminaba su labor. Se giró para mirar a Sayen con las manos en la cadera.- ¿Bajamos? -Ella podía responder en el camino mientras ¡acortaban el tiempo de espera a la comida! Era un muy buen plan.
Aaron Vanhagger- Rango E
- Mensajes : 86
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Lo que más le sorprendió de su broma fue el hecho de que Aaron le hubiese respondido con tanta tranquilidad sobre el color de su ropa interior, ¡ella no hubiera contestado nada! O tal vez sí, no estaba muy segura, a veces le salía esa espontaneidad de responder lo primero que se le pasaba por la mente.
Al enfrentar de nuevo los ojos azules del muchacho, ella ya vestida aunque descalza y sin sus armas, sintió que se sonrojaba un poco pero le correspondió su media sonrisa con una completa. Ahora que estaba con él despierto y lúcido en su cuarto se sentía un poco nerviosa, pero confiaba en que nada malo iba a pasar. Él, al menos, se había comportado todo ese tiempo e incluso había sido amable con ella al pasarla a la cama mientras dormía, ¿cómo agradecerle por eso sin sentir vergüenza porque la hubiera cargado? No sabía por dónde empezar.
Las palabras del joven la sacaron de sus pensamientos y activaron su cuerpo. Mientras lo escuchaba tomó las dagas de al lado de su almohada, notando ese detalle de él también, y volvió la mirada a Aaron. ¿Dante? ¿Comida? ¿Desayuno? ¿De verdad había sido ese amable y tranquilo muchacho quien le había pegado a los sujetos del día anterior. Observó su ojo oscurecido y se sintió un tanto confundida. Casi no podía creerlo.
Caminó hasta su bolso mientras él se ponía la chaqueta y una vez allí guardó una daga en su morral antes de enganchar la otra a su cintura, por debajo del pañuelo que llevaba a la cadera. Mientras hacía esto notó que Aaron se movía y tardó unos minutos en darse la vuelta y ver qué estaba haciendo. ¡Estaba armando la cama! ¡Por toda la magia!
—Eso no es necesario —le dijo apenada porque él estuviera haciendo algo así pero su voz quedó ligeramente opacada por la de él. Argh, se sentía tan tonta.
Cuando Aaron espantó a Dante, ella fue a tomarlo entre sus brazos y lo acunó contra su pecho para hacerle unas caricias. El gato soltó pronto un ronroneo mientras la maga lo mimaba con ternura y mientras tanto tomó su bolso para colgarlo en un hombro, luego de colocarse sus sandalias con un par de movimientos. No estaba segura de querer quedarse allí más tiempo ya que con un pintor queriendo retratarla y los hombres del otro día que persiguieron al joven de seguro podría tener altercados en la ciudad.
Abrió la puerta de la habitación cuando el joven propuso que bajaran y le hizo un ademán para que la siguiera.
—No te preocupes por los gastos, yo los cubriré —le dijo con tranquilidad pero dejando en claro que no daría el brazo a torcer—. Seguro ha sido mi culpa que terminaras inconsciente y además me has ayudado con el orden del cuarto, ya has hecho suficiente. Sin mencionar que... —Volvió la mirada a él por sobre un hombro para verlo y luego la desvió al frente mientras bajaba las escaleras—. Yo estaba bien con el sillón, no era necesario —murmuró.
Al llegar al piso de abajo, condujo al muchacho hacia la zona de comedor y buscó una mesa para dos algo apartada para no molestar a los demás residentes con Dante. La dueña había permitido que el animal se quedara porque se lo había rogado, pero no era común y la presencia del felino le podría traer algunos problemas. Se sentó dejando el bolso a un lado y al felino sobre su regazo.
—Lo lamento, pero no tienen comida para llevar, así que tendrás que aguantarme un rato más —le dijo entonces con una sonrisa más tranquila y volvió a fijarse en su ojo amoratado—. Tengo una crema para los golpes y algo de maquillaje, si quieres puedo ocultarte el moretón —le propuso.
Al enfrentar de nuevo los ojos azules del muchacho, ella ya vestida aunque descalza y sin sus armas, sintió que se sonrojaba un poco pero le correspondió su media sonrisa con una completa. Ahora que estaba con él despierto y lúcido en su cuarto se sentía un poco nerviosa, pero confiaba en que nada malo iba a pasar. Él, al menos, se había comportado todo ese tiempo e incluso había sido amable con ella al pasarla a la cama mientras dormía, ¿cómo agradecerle por eso sin sentir vergüenza porque la hubiera cargado? No sabía por dónde empezar.
Las palabras del joven la sacaron de sus pensamientos y activaron su cuerpo. Mientras lo escuchaba tomó las dagas de al lado de su almohada, notando ese detalle de él también, y volvió la mirada a Aaron. ¿Dante? ¿Comida? ¿Desayuno? ¿De verdad había sido ese amable y tranquilo muchacho quien le había pegado a los sujetos del día anterior. Observó su ojo oscurecido y se sintió un tanto confundida. Casi no podía creerlo.
Caminó hasta su bolso mientras él se ponía la chaqueta y una vez allí guardó una daga en su morral antes de enganchar la otra a su cintura, por debajo del pañuelo que llevaba a la cadera. Mientras hacía esto notó que Aaron se movía y tardó unos minutos en darse la vuelta y ver qué estaba haciendo. ¡Estaba armando la cama! ¡Por toda la magia!
—Eso no es necesario —le dijo apenada porque él estuviera haciendo algo así pero su voz quedó ligeramente opacada por la de él. Argh, se sentía tan tonta.
Cuando Aaron espantó a Dante, ella fue a tomarlo entre sus brazos y lo acunó contra su pecho para hacerle unas caricias. El gato soltó pronto un ronroneo mientras la maga lo mimaba con ternura y mientras tanto tomó su bolso para colgarlo en un hombro, luego de colocarse sus sandalias con un par de movimientos. No estaba segura de querer quedarse allí más tiempo ya que con un pintor queriendo retratarla y los hombres del otro día que persiguieron al joven de seguro podría tener altercados en la ciudad.
Abrió la puerta de la habitación cuando el joven propuso que bajaran y le hizo un ademán para que la siguiera.
—No te preocupes por los gastos, yo los cubriré —le dijo con tranquilidad pero dejando en claro que no daría el brazo a torcer—. Seguro ha sido mi culpa que terminaras inconsciente y además me has ayudado con el orden del cuarto, ya has hecho suficiente. Sin mencionar que... —Volvió la mirada a él por sobre un hombro para verlo y luego la desvió al frente mientras bajaba las escaleras—. Yo estaba bien con el sillón, no era necesario —murmuró.
Al llegar al piso de abajo, condujo al muchacho hacia la zona de comedor y buscó una mesa para dos algo apartada para no molestar a los demás residentes con Dante. La dueña había permitido que el animal se quedara porque se lo había rogado, pero no era común y la presencia del felino le podría traer algunos problemas. Se sentó dejando el bolso a un lado y al felino sobre su regazo.
—Lo lamento, pero no tienen comida para llevar, así que tendrás que aguantarme un rato más —le dijo entonces con una sonrisa más tranquila y volvió a fijarse en su ojo amoratado—. Tengo una crema para los golpes y algo de maquillaje, si quieres puedo ocultarte el moretón —le propuso.
Sayen- Rango E
- Mensajes : 57
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
La siguió con al vista desde que tomó a Dante en brazos hasta que fue hacia la puerta. Alzó una ceja al ver el bolso, ¿ella se iría nada más? ¿No se quedaría en el hospedaje? Se encogió de hombros y siguió sus pasos. Con las manos en los bolsillos la escuchó con atención y volvió a encogerse de hombros cuando lo miró.
- Si hubiera sido mi propia cama o yo hubiese pagado el cuarto, habrías dormido en el sillón. Simplemente defendí mi derecho. -Mentía pero no. Si bien le molestaba ceder lo que creía suyo, jamás dejaría a alguien a quien podía cuidar en situación de desventaja. Aparte era cierto que con esa perspectiva él sólo había sido justo.- Por lo demás, sin objeción. Como usted diga. -Bromeó al final. ¡Hospedaje gratis! Genial.
Se dejó conducir por todo el lugar hasta el comedor y, finalmente, un rincón apartado con mesa para dos. Tomó asiento recién cuando Sayen se acomodó, con Dante en su regazo. El gato parecía más que a gusto con la chica y Aaron comenzaba a sentir el escozor de los celos picándole: era SU gato, tendría que estar refregándose en ÉL y ronroneándole a ÉL. Tenía ganas de doblar el torso por encima de la mesa y hacerse con su mascota, pero ahora que tenía toda la estadía paga no tenía otra que aguantar y apretar los dientes. Ya cuando se separaran Dante no tendría otra opción que volver con él.
Alzó la vista cuando la oyó terminar y se apresuró a negar con la cabeza. Realmente se preocupaba demasiado por el aspecto.
...
Bueno, era algo hipócrita sabiendo lo mucho que él se preocupaba por cómo se veía, pero los moretones o heridas no entraban dentro del repertorio. Siempre podían aportar a una buena apariencia de chico malo. Una gran carta para usar con chicas o un buen accesorio para hacer el papel de pobrecito, dependía de en qué circunstancia podía aplicarse.
- No me molesta esperar y gracias pero no, el moretón se irá antes de lo que podrías imaginar y no me molesta tenerlo realmente. -Al menos no mientras no tocara la zona del golpe.- ¿Qué quieres desayunar? -Preguntó antes de señalar con la barbilla al felino.- Mientras él te abusa como cogín puedo ir a pedir las cosas y traerlas a la mesa. -Ofreció, casi un 80% para seguir pensando en arrancarle el gato del regazo y ponerselo en el suyo antes de asegurarlo con pegamento.
- Si hubiera sido mi propia cama o yo hubiese pagado el cuarto, habrías dormido en el sillón. Simplemente defendí mi derecho. -Mentía pero no. Si bien le molestaba ceder lo que creía suyo, jamás dejaría a alguien a quien podía cuidar en situación de desventaja. Aparte era cierto que con esa perspectiva él sólo había sido justo.- Por lo demás, sin objeción. Como usted diga. -Bromeó al final. ¡Hospedaje gratis! Genial.
Se dejó conducir por todo el lugar hasta el comedor y, finalmente, un rincón apartado con mesa para dos. Tomó asiento recién cuando Sayen se acomodó, con Dante en su regazo. El gato parecía más que a gusto con la chica y Aaron comenzaba a sentir el escozor de los celos picándole: era SU gato, tendría que estar refregándose en ÉL y ronroneándole a ÉL. Tenía ganas de doblar el torso por encima de la mesa y hacerse con su mascota, pero ahora que tenía toda la estadía paga no tenía otra que aguantar y apretar los dientes. Ya cuando se separaran Dante no tendría otra opción que volver con él.
Alzó la vista cuando la oyó terminar y se apresuró a negar con la cabeza. Realmente se preocupaba demasiado por el aspecto.
...
Bueno, era algo hipócrita sabiendo lo mucho que él se preocupaba por cómo se veía, pero los moretones o heridas no entraban dentro del repertorio. Siempre podían aportar a una buena apariencia de chico malo. Una gran carta para usar con chicas o un buen accesorio para hacer el papel de pobrecito, dependía de en qué circunstancia podía aplicarse.
- No me molesta esperar y gracias pero no, el moretón se irá antes de lo que podrías imaginar y no me molesta tenerlo realmente. -Al menos no mientras no tocara la zona del golpe.- ¿Qué quieres desayunar? -Preguntó antes de señalar con la barbilla al felino.- Mientras él te abusa como cogín puedo ir a pedir las cosas y traerlas a la mesa. -Ofreció, casi un 80% para seguir pensando en arrancarle el gato del regazo y ponerselo en el suyo antes de asegurarlo con pegamento.
Aaron Vanhagger- Rango E
- Mensajes : 86
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Sayen no sabía si realmente él era capaz de dejar dormir a alguien inconsciente en un sillón tras todo lo que había pasado, pero ella no lo era. Seguía creyendo que el gesto del joven, si bien amable, no había sido necesario por lo que en su mente lo negó aunque no dijo nada. No era quién para contradecirlo y acababan de levantarse, no tenía la energía necesario como para discutir al respecto.
Decidió por esa vez ceder ya que no era un tema trascendental y lo dejó estar por todo lo que restó de la conversación. Él rechazó su ofrecimiento para cubrir la herida diciendo que no tenía problemas en mostrarlo y que se iría rápido; la maga esperaba que eso fuera cierto porque sabía lo molesto que podía ser un golpe de esa fuerza en el rostro. Era molesto sentir dolor y no podía dejar de pensar que le gustaría poder hacer algo más por él.
Cualquier idea que estuviese a punto de decir, quedó atrás cuando él le preguntó si quería desayunar. ¡Claro que sí! Estaba realmente hambrienta y deseaba un desayuno completo, con café, tostadas y mermeladas, ¡eso sería un alivio para su cuerpo! Asintió una vez, con una sonrisa suave.
—Si puedo encargarte eso... Dante se ve muy cómodo —añadió con una risita mientras acariciaba el pelaje del felino enroscado en su regazo—. Se nota que lo cuidas mucho.
Eso se podía saber por la suavidad del pelaje del animal y el estado físico de este, que no estaba no estaba ni gordo ni delgado sino en un peso justo. Volvió sus ojos a Aaron para decirle algo más cuando una señora mayor entró en escena. Era alta y algo regordeta, en su sonrisa se podía adivinar la amabilidad y sus cabellos recogidos en el rodete, con algunos mechones salidos, avisaban de su actividad durante toda la mañana.
—¡Muchachos! ¿Han descansado bien? Se los ve mucho mejor que ayer —dijo la mujer acercándose a ellos con una actitud afable—. ¿Y que tal nuestro pequeño amigo peludo? No he escuchado ni un maullido, es un buen chico.
Por la forma en la que hablaba parecía estar dirigiéndose a un perro. Sayen rió un poco antes de poder responder.
—Estamos bien, muchas gracias por su hospitalidad.
—Tranquila, cariño, no me hubiese permitido hacer otra cosa. Además, su amigo es muy amable. —La señora se volvió hacia Aaron y le dio una palmada en un hombro—. Es una buena compañía, espero que cuide de Sayen desde ahora.
—¡N-no lo malinterprete! —le pidió la maga repentinamente avergonzada.
—¿Qué? ¿No es él el mago que estabas buscando para que te ayude? —La mujer se veía claramente confundida—. Pensé que habías conseguido un guardián y...
Y que habían tenido un altercado con el pintor, de seguro iba a decir eso. La maga negó moviendo su cabeza de un lado al otro y volvió a mostrar una sonrisa suave.
—No encontré a nadie y, a decir verdad, le causé más problemas a Aaron al final —admitió con voz queda y bajando la mirada a Dante.
Eso había sido lo que había pasado, no solo había interrumpido a Aaron en su escape sino que lo hizo cargar con ella parte del tramo y al final lo había dejado inconsciente. Era una idiota. Por eso ahora Magnolia no resultaba segura ni para ella ni para el muchacho, por eso había decidido partir con o son compañía. De alguna forma se las apañaría.
Decidió por esa vez ceder ya que no era un tema trascendental y lo dejó estar por todo lo que restó de la conversación. Él rechazó su ofrecimiento para cubrir la herida diciendo que no tenía problemas en mostrarlo y que se iría rápido; la maga esperaba que eso fuera cierto porque sabía lo molesto que podía ser un golpe de esa fuerza en el rostro. Era molesto sentir dolor y no podía dejar de pensar que le gustaría poder hacer algo más por él.
Cualquier idea que estuviese a punto de decir, quedó atrás cuando él le preguntó si quería desayunar. ¡Claro que sí! Estaba realmente hambrienta y deseaba un desayuno completo, con café, tostadas y mermeladas, ¡eso sería un alivio para su cuerpo! Asintió una vez, con una sonrisa suave.
—Si puedo encargarte eso... Dante se ve muy cómodo —añadió con una risita mientras acariciaba el pelaje del felino enroscado en su regazo—. Se nota que lo cuidas mucho.
Eso se podía saber por la suavidad del pelaje del animal y el estado físico de este, que no estaba no estaba ni gordo ni delgado sino en un peso justo. Volvió sus ojos a Aaron para decirle algo más cuando una señora mayor entró en escena. Era alta y algo regordeta, en su sonrisa se podía adivinar la amabilidad y sus cabellos recogidos en el rodete, con algunos mechones salidos, avisaban de su actividad durante toda la mañana.
—¡Muchachos! ¿Han descansado bien? Se los ve mucho mejor que ayer —dijo la mujer acercándose a ellos con una actitud afable—. ¿Y que tal nuestro pequeño amigo peludo? No he escuchado ni un maullido, es un buen chico.
Por la forma en la que hablaba parecía estar dirigiéndose a un perro. Sayen rió un poco antes de poder responder.
—Estamos bien, muchas gracias por su hospitalidad.
—Tranquila, cariño, no me hubiese permitido hacer otra cosa. Además, su amigo es muy amable. —La señora se volvió hacia Aaron y le dio una palmada en un hombro—. Es una buena compañía, espero que cuide de Sayen desde ahora.
—¡N-no lo malinterprete! —le pidió la maga repentinamente avergonzada.
—¿Qué? ¿No es él el mago que estabas buscando para que te ayude? —La mujer se veía claramente confundida—. Pensé que habías conseguido un guardián y...
Y que habían tenido un altercado con el pintor, de seguro iba a decir eso. La maga negó moviendo su cabeza de un lado al otro y volvió a mostrar una sonrisa suave.
—No encontré a nadie y, a decir verdad, le causé más problemas a Aaron al final —admitió con voz queda y bajando la mirada a Dante.
Eso había sido lo que había pasado, no solo había interrumpido a Aaron en su escape sino que lo hizo cargar con ella parte del tramo y al final lo había dejado inconsciente. Era una idiota. Por eso ahora Magnolia no resultaba segura ni para ella ni para el muchacho, por eso había decidido partir con o son compañía. De alguna forma se las apañaría.
Sayen- Rango E
- Mensajes : 57
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Abrió la boca para alardear de lo mucho que cuidaba de ese bastardo de gato, obviamente como gesto de agradecimiento a que lo notara: Pero no, La posadera se acercó a ellos para formar parte de la conversación. Le devolvió el alago y el gesto en su hombro con una sonrisa complaciente antes de entretenerse con la conversación de ellas. ¿Sayen buscaba un guardián? Alzó una ceja mirándola, ella no le puso atención teniendo toda su concentración en Dante, que ya hasta dormitaba,
En silencio y con cuidado se puso de pie, ¿cuánto de aquello ella quería que él escuchara? Y tenían que comer, antes de salir y que la posadera llegara ella le había encargado el desayuno. Aún así se quedó estático cuando ella mencionó que lo había metido en problemas. No, no había sido así realmente, Había sido Dante el que fue a encontrarla y luego los hombres a quienes él había golpeado los que los increparon. ¿Ella se había encargado de desmayarlo con su poder, después de debilitarlo? Sí, pero apenas se conocían, ella no podía saber que era débil a ese tipo de mágia. ¿Se lo había llevado a un cuarto y lo había acostado en un sillón? Con un hombre lo habría calificado de secuestro, pero con una mujer, por los dioses, ¿quién podría culparlas de querer... bueno, un espécimen como él?
Se aclaró la garganta en el pequeño espacio de silencio que se hizo entre ambas.
- No te preocupes por los problemas, yo traje los propios también. -¿Decirle que no tenía la culpa? Nah, ¿para qué? Ella estaba haciéndose cargo de cosas y estaba bien, era cómodo así. Alzó el índice un momento en el aire y le dedicó una sonirisa a ambas.- Traeré el desayuno así seguimos esta interesante conversación con algo en el estómago. -Y emprendió camino hacia la barra para pedir. Tras comunicar lo que quería al responsable aguardó sólo unos minutos a que prepararan una bandeja con un mix de mermeladas, tostadas, fruta y dos cafés. Escueto pero efectivo.
Tomó la bandeja entre sus manos y la llevó a la mesa, la dejó justo en el centro y recuperó su lugar para hacerse con una de las tazas. La posadera ya se había retirado de la mesa y estaba atendiendo a otros clientes, una pena, le hubiera gustado hablar más con ella o por los menos tener su presencia para asegurarse sonsacarle más información a la rubia.
- ¿Cómo es eso de que necesitas un guardián, Saye? -
En silencio y con cuidado se puso de pie, ¿cuánto de aquello ella quería que él escuchara? Y tenían que comer, antes de salir y que la posadera llegara ella le había encargado el desayuno. Aún así se quedó estático cuando ella mencionó que lo había metido en problemas. No, no había sido así realmente, Había sido Dante el que fue a encontrarla y luego los hombres a quienes él había golpeado los que los increparon. ¿Ella se había encargado de desmayarlo con su poder, después de debilitarlo? Sí, pero apenas se conocían, ella no podía saber que era débil a ese tipo de mágia. ¿Se lo había llevado a un cuarto y lo había acostado en un sillón? Con un hombre lo habría calificado de secuestro, pero con una mujer, por los dioses, ¿quién podría culparlas de querer... bueno, un espécimen como él?
Se aclaró la garganta en el pequeño espacio de silencio que se hizo entre ambas.
- No te preocupes por los problemas, yo traje los propios también. -¿Decirle que no tenía la culpa? Nah, ¿para qué? Ella estaba haciéndose cargo de cosas y estaba bien, era cómodo así. Alzó el índice un momento en el aire y le dedicó una sonirisa a ambas.- Traeré el desayuno así seguimos esta interesante conversación con algo en el estómago. -Y emprendió camino hacia la barra para pedir. Tras comunicar lo que quería al responsable aguardó sólo unos minutos a que prepararan una bandeja con un mix de mermeladas, tostadas, fruta y dos cafés. Escueto pero efectivo.
Tomó la bandeja entre sus manos y la llevó a la mesa, la dejó justo en el centro y recuperó su lugar para hacerse con una de las tazas. La posadera ya se había retirado de la mesa y estaba atendiendo a otros clientes, una pena, le hubiera gustado hablar más con ella o por los menos tener su presencia para asegurarse sonsacarle más información a la rubia.
- ¿Cómo es eso de que necesitas un guardián, Saye? -
Aaron Vanhagger- Rango E
- Mensajes : 86
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
El momento de silencio entre las dos mujeres fue interrumpido con Aaron, que sólo decidió agregar que él había traido sus propios problema a la situación. En parte era cierto y en parte Sayen se sentía incluso más responsable por todo lo que había pasado ya que si ella simplemente le hubiese devuelto al gato (o más bien obligado a Dante a ir con él) entonces de seguro los matones no lo habrían encontrado. Pero como de costumbre, pensar en lo que podría, debería o habría hecho no cambiaba los hechos ocurridos. No tenía por qué dejarse llevar por esas posibilidades inalcanzables.
Las cosas habían pasado como habían pasado y ya nada se podìa hacer al respecto. Con eso en mente, le dedicó una pequeña sonrisa mientras él se iba a buscar el desayuno. Su estómago le agradecía a Aaron que trajera algo de comida. Ella lo siguió con la mirada mientras se alejaba y volvió sus ojos a Dante para volver a hacerle caricias, el pequeño se había quedado dormido en su regazo.
—Parece un buen partido, deberás poner un poco más de esfuerzo.
Las palabras de la posadera, cargadas de un tono de complicidad, la hicieron levantar la mirada y casi dar un salto en el lugar al mismo tiempo que su rostro enrojecía por la vergüenza.
—¡Tampoco es eso! —se quejó Sayen frunciendo el entrecejo.
La mujer simplemente rió y le deseó buen viaje mientras se alejaba para saludar a otro de sus clientes con los que parecía tener tan buena relación. Sayen suspiró e intentó que el color de sus mejillas bajara rápidamente, antes de que Aaron volviera, no quería estar con esas palabras flotando en su mente con el joven delante de ella y no quería tener que disimular su estado abochornado porque sería contraproducente ya que se pondría aún más nerviosa. ¿Por qué? La razón era sencilla: Aaron era un hombre apuesto, alguien que no le había dado miedo y que en cierta forma era diferente a otros que había conocido, no podía negar que fuera alguien llamativo para una mujer pero no había pensado que podía ser un "buen partido" hasta que la posadera lo mencionó.
Fue casi una suerte que para cuando Aaron llegó de nuevo a la mesa, el rostro de Sayen tuviera un color aproximado al normal. Ella miró el desayuno que trajo el muchacho y casi creyó que le había leído la mente.
—Gracias —le dijo cuando él se sentó y antes de que una pregunta saliera de los labios del muchacho—. Oh, eso...
Sayen desvió la mirada hacia un lado y tomó unas cucharadas de azúcar para endulzar el café, con la mirada clavada en la taza pero sin verla realmente. Le puso a su café casi tres cucharadas y comenzó a revolver antes de hablar.
—Tuve una... situación incómoda con un artista hace unos días —dijo vagamente sin querer dar muchos detalles, no quería explicarle que le tenía pánico a las personas demasiado altas o grandes, que los hombres en general le daban miedo ni de dónde provenía todo aquello—. Me pidió con un interés un tanto perturbador que posara para él y me negué, me persiguió un rato, pero pude perderlo así que estuve pensando en contratar un guardián para ir hasta Clover, como una seguridad para el camino. Sin embargo —dijo mientras dejaba en paz el café y volvía sus ojos al muchacho—, decidí no contratar ninguno y partir hoy. Será más fácil de esta manera.
Con una sonrisa final, Sayen intentó restarle importancia al asunto y se puso a untar mermelada en una tostada con idea de preparar varias y dejarlas cerca de Aaron para que tomara las que quisiera.
—¿Tú partirás hoy de Magnolia? —le preguntó al muchacho con tranquilidad.
Las cosas habían pasado como habían pasado y ya nada se podìa hacer al respecto. Con eso en mente, le dedicó una pequeña sonrisa mientras él se iba a buscar el desayuno. Su estómago le agradecía a Aaron que trajera algo de comida. Ella lo siguió con la mirada mientras se alejaba y volvió sus ojos a Dante para volver a hacerle caricias, el pequeño se había quedado dormido en su regazo.
—Parece un buen partido, deberás poner un poco más de esfuerzo.
Las palabras de la posadera, cargadas de un tono de complicidad, la hicieron levantar la mirada y casi dar un salto en el lugar al mismo tiempo que su rostro enrojecía por la vergüenza.
—¡Tampoco es eso! —se quejó Sayen frunciendo el entrecejo.
La mujer simplemente rió y le deseó buen viaje mientras se alejaba para saludar a otro de sus clientes con los que parecía tener tan buena relación. Sayen suspiró e intentó que el color de sus mejillas bajara rápidamente, antes de que Aaron volviera, no quería estar con esas palabras flotando en su mente con el joven delante de ella y no quería tener que disimular su estado abochornado porque sería contraproducente ya que se pondría aún más nerviosa. ¿Por qué? La razón era sencilla: Aaron era un hombre apuesto, alguien que no le había dado miedo y que en cierta forma era diferente a otros que había conocido, no podía negar que fuera alguien llamativo para una mujer pero no había pensado que podía ser un "buen partido" hasta que la posadera lo mencionó.
Fue casi una suerte que para cuando Aaron llegó de nuevo a la mesa, el rostro de Sayen tuviera un color aproximado al normal. Ella miró el desayuno que trajo el muchacho y casi creyó que le había leído la mente.
—Gracias —le dijo cuando él se sentó y antes de que una pregunta saliera de los labios del muchacho—. Oh, eso...
Sayen desvió la mirada hacia un lado y tomó unas cucharadas de azúcar para endulzar el café, con la mirada clavada en la taza pero sin verla realmente. Le puso a su café casi tres cucharadas y comenzó a revolver antes de hablar.
—Tuve una... situación incómoda con un artista hace unos días —dijo vagamente sin querer dar muchos detalles, no quería explicarle que le tenía pánico a las personas demasiado altas o grandes, que los hombres en general le daban miedo ni de dónde provenía todo aquello—. Me pidió con un interés un tanto perturbador que posara para él y me negué, me persiguió un rato, pero pude perderlo así que estuve pensando en contratar un guardián para ir hasta Clover, como una seguridad para el camino. Sin embargo —dijo mientras dejaba en paz el café y volvía sus ojos al muchacho—, decidí no contratar ninguno y partir hoy. Será más fácil de esta manera.
Con una sonrisa final, Sayen intentó restarle importancia al asunto y se puso a untar mermelada en una tostada con idea de preparar varias y dejarlas cerca de Aaron para que tomara las que quisiera.
—¿Tú partirás hoy de Magnolia? —le preguntó al muchacho con tranquilidad.
Sayen- Rango E
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Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Puso toda su atención en Sayen, tomando un poco del café amargo. Bueno, era razonable que quisiera partir de Magnolia cuanto antes, no sólo tenía a ese pintor acosador sino ahora a una banda de malvivientes que habían tenían fichada su cara por ser, sí, la acompañante del mercenario que les había robado todo y partido la cara. Casi parecía que él tenía la culpa del 50% del apuro de ella por huir.Tomó una tostada y untó tres mermeladas diferentes en ella, con cuidado de dejar unos pocos milímetros entre el contorno del preparado al borde del pan tostado.
- Sí, tengo pensado partir hoy. Cuanto antes, de hecho. -Dió un buen mordisco, masticó y tragó antes de volver a tomar la palabra.- Mira, tengo una propuesta a ver si te parece bien. -Dante alzó la cabeza y se desperezó sobre el regazo de Sayen antes de mirarlo intensamente. Una puntada le dió en la nuca, sabía perfectamente que el gato estaba notando un completo desayuno solo para humanos en la mesa.- ...podri- -
- Miau~ -Sonó cantarín, suave, hasta simpático sacudiendo apenas las orejas. Aaron le sonrió, pidiéndole en silencio panciencia. Apenas terminara la idea iría por comida para él. Lo había olvidado por completo.
- Podriamos sal-- -
- Miau. -Apenas si le dió tiempo a continuar antes de dar un maullido un poco más insistente. Bajo, pero firme. Ese gato estaba manejando el tono justo para que su quejido se quedara en la mesa, esperaba que se mantuviera de esa forma. Clavó los ojos el él y el animal le sostuvo la mirada orgulloso.
- ...salir jun- -
- MIAU. -Algunos comensales de las mesas cercanas giraron a verlos. Aaron bufó y se apresuró a ponerse de pie para quedara un lado de Sayen, tapando la visión del resto de las personas al gato.
- No me dejará seguir hasta que le traiga comida, intenta tenerlo callado. -Dijo sujetándole la cara a Dante para que no pudiera volver a maullar. Maldiciendo por lo bajo giró, miró con el entrecejo fruncido a los curiosos hasta que volvieron a voltear y caminó hasta la cocina. Con sutileza pidió al encargado algo de atún y agua, se los brindó en dos pocillos diferentes que llevó en las manos de vuelta a su mesa. Tomó asiento, puso los pocillos en el suelo a sus pies y miró al gato hasta que bajó al suelo con un gracil salto. En cuando lo vió hundir el hocico en el pocillo de atún puso su atención en la rubia.- Puedo acompañarte hasta Clover, te dirvo de guardián a cambio de haberme ayudado ayer y hoy, ¿qué dices? -Resumió antes de volver a su tostada.
- Sí, tengo pensado partir hoy. Cuanto antes, de hecho. -Dió un buen mordisco, masticó y tragó antes de volver a tomar la palabra.- Mira, tengo una propuesta a ver si te parece bien. -Dante alzó la cabeza y se desperezó sobre el regazo de Sayen antes de mirarlo intensamente. Una puntada le dió en la nuca, sabía perfectamente que el gato estaba notando un completo desayuno solo para humanos en la mesa.- ...podri- -
- Miau~ -Sonó cantarín, suave, hasta simpático sacudiendo apenas las orejas. Aaron le sonrió, pidiéndole en silencio panciencia. Apenas terminara la idea iría por comida para él. Lo había olvidado por completo.
- Podriamos sal-- -
- Miau. -Apenas si le dió tiempo a continuar antes de dar un maullido un poco más insistente. Bajo, pero firme. Ese gato estaba manejando el tono justo para que su quejido se quedara en la mesa, esperaba que se mantuviera de esa forma. Clavó los ojos el él y el animal le sostuvo la mirada orgulloso.
- ...salir jun- -
- MIAU. -Algunos comensales de las mesas cercanas giraron a verlos. Aaron bufó y se apresuró a ponerse de pie para quedara un lado de Sayen, tapando la visión del resto de las personas al gato.
- No me dejará seguir hasta que le traiga comida, intenta tenerlo callado. -Dijo sujetándole la cara a Dante para que no pudiera volver a maullar. Maldiciendo por lo bajo giró, miró con el entrecejo fruncido a los curiosos hasta que volvieron a voltear y caminó hasta la cocina. Con sutileza pidió al encargado algo de atún y agua, se los brindó en dos pocillos diferentes que llevó en las manos de vuelta a su mesa. Tomó asiento, puso los pocillos en el suelo a sus pies y miró al gato hasta que bajó al suelo con un gracil salto. En cuando lo vió hundir el hocico en el pocillo de atún puso su atención en la rubia.- Puedo acompañarte hasta Clover, te dirvo de guardián a cambio de haberme ayudado ayer y hoy, ¿qué dices? -Resumió antes de volver a su tostada.
Aaron Vanhagger- Rango E
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Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Con ambos trabajando en la preparación de las tostadas, pronto pudieron tener algunas ya armadas sobre la mesa y listas para ser comidas. Sayen dejó al alcance del muchacho las que dejó hechas y mordió una que había untado con mermelada de cítricos, el sabor entre amargo y dulce le hizo soltar una sonrisa agradada por le sabor. Le gustaba mucho ese tipo de desayuno y el café dulce hacías las cosas mucho mejor de lo que esperaba. Incluso la compañía era buena y eso la relajaba; aunque le era extraño sentirse agradada con un hombre frente a ella y no tensa como de costumbre. Tal vez era cosa del gato, no podía resistirse a acariciarlo.
Aaron tenía la misma idea que ella: partir ese mismo día. Era una pena que, posiblemente, no fueran por el mismo camino por lo que tendrían que separarse. A pesar de eso, una parte de ella se sentía más tranquila por no tener que viajar con un muchacho a pesar de que su compañía podía ser una buena protección. Sayen tenía ganas de gritar cuando llegaba a ese punto de pensamientos, ¡no entendía nada de lo que le pasaba! Debía comenzar a evitar esos temas para no marearse y dejar de pensar en tonterías. Tal vez eran las palabras de la posadera lo que la habían puesto así de confusa y simplemente estaba dándole demasiadas vueltas en vano. Aaron le había agradado y Dante también, las cosas no tenían por qué ser tan complicadas.
Cuando él dijo que iba a proponerle algo, ella ladeó al cabeza con interés mientras daba otro mordisco a la tostada y lo miró expectante sin saber qué iba a decir. Sin embargo, antes de que él pudiera hacer alguna cosa, el gato maulló llamando la atención de los dos. Sayen bajó sus ojos hacia Dante al haber notado su tono un poco más llamativo que lo normal y se preguntó qué era lo que ocurría. Aaron volvió a intentar hablar y Dante volvió a hacer lo mismo dos veces seguida. Parecía un dúo cómico actuando en la mesa, pero ese dúo comenzaba a llamar la atención y la maga debió cubrir con un brazo al gato para que los curiosos no lo descubrieran con facilidad mientras el dueño se acercaba a ella para callar al animal. Sayen se puso algo tensa ante la cercanía pero lo soportó porque, al final de todo, la razón de aquellas interrupciones era fácil de dilucidar: el gato quería comer y ellos no le habían preparado absolutamente nada.
—Yo me encargo de él —le dijo al muchacho mientras este iba a buscar algo de comer y al bajar los ojos, se encontró de nuevo con la mirada felina—. Lo siento mucho, Dante, ¿quieres algo de pan mientras esperas? —le preguntó entre susurros mientras le ofrecía un poco de miga al gato que, sin asco, lo comió con un gesto en el rostro que parecía de disgusto.
La muchacha no pudo evitar reírse un poco de su aspecto y se relajó cuando todas las miradas se apartaron. Al final Aaron volvió con algo del comida y ella fue abandonada por el animal para que este pudiese llenarse el estómago. Sin el peso del gato encima, ella se acomodó en la silla y tomó la taza entre sus manos, dio un sorbo y casi se atragantó con la propuesta que al fin el mago podía decirle. Tragó forzada el poco café que había entrado en su boca y se limpió los labios con una servilleta antes de mirarlo a los ojos.
—¿Estas seguro? —su voz sonó confundida, igual que como ella se sentía.
Por un lado no se esperaba esa propuesta y por el otro... no sabía si debía sentirse relajada o preocupada por su predisposición.
—¿No te es incómodo pasar por Clover para ir a...? —En ese momento se daba cuenta de que no sabía hacia dónde se dirigía el joven, después de todo él sólo estaba huyendo del sujeto al que había golpeado—. ¿A dónde irías luego de Clover si me acompañas? —le preguntó con curiosidad mientras envolvía con sus manos la taza nuevamente y sus dedos se entretenían repasando las asperezas de la superficie.
Aaron tenía la misma idea que ella: partir ese mismo día. Era una pena que, posiblemente, no fueran por el mismo camino por lo que tendrían que separarse. A pesar de eso, una parte de ella se sentía más tranquila por no tener que viajar con un muchacho a pesar de que su compañía podía ser una buena protección. Sayen tenía ganas de gritar cuando llegaba a ese punto de pensamientos, ¡no entendía nada de lo que le pasaba! Debía comenzar a evitar esos temas para no marearse y dejar de pensar en tonterías. Tal vez eran las palabras de la posadera lo que la habían puesto así de confusa y simplemente estaba dándole demasiadas vueltas en vano. Aaron le había agradado y Dante también, las cosas no tenían por qué ser tan complicadas.
Cuando él dijo que iba a proponerle algo, ella ladeó al cabeza con interés mientras daba otro mordisco a la tostada y lo miró expectante sin saber qué iba a decir. Sin embargo, antes de que él pudiera hacer alguna cosa, el gato maulló llamando la atención de los dos. Sayen bajó sus ojos hacia Dante al haber notado su tono un poco más llamativo que lo normal y se preguntó qué era lo que ocurría. Aaron volvió a intentar hablar y Dante volvió a hacer lo mismo dos veces seguida. Parecía un dúo cómico actuando en la mesa, pero ese dúo comenzaba a llamar la atención y la maga debió cubrir con un brazo al gato para que los curiosos no lo descubrieran con facilidad mientras el dueño se acercaba a ella para callar al animal. Sayen se puso algo tensa ante la cercanía pero lo soportó porque, al final de todo, la razón de aquellas interrupciones era fácil de dilucidar: el gato quería comer y ellos no le habían preparado absolutamente nada.
—Yo me encargo de él —le dijo al muchacho mientras este iba a buscar algo de comer y al bajar los ojos, se encontró de nuevo con la mirada felina—. Lo siento mucho, Dante, ¿quieres algo de pan mientras esperas? —le preguntó entre susurros mientras le ofrecía un poco de miga al gato que, sin asco, lo comió con un gesto en el rostro que parecía de disgusto.
La muchacha no pudo evitar reírse un poco de su aspecto y se relajó cuando todas las miradas se apartaron. Al final Aaron volvió con algo del comida y ella fue abandonada por el animal para que este pudiese llenarse el estómago. Sin el peso del gato encima, ella se acomodó en la silla y tomó la taza entre sus manos, dio un sorbo y casi se atragantó con la propuesta que al fin el mago podía decirle. Tragó forzada el poco café que había entrado en su boca y se limpió los labios con una servilleta antes de mirarlo a los ojos.
—¿Estas seguro? —su voz sonó confundida, igual que como ella se sentía.
Por un lado no se esperaba esa propuesta y por el otro... no sabía si debía sentirse relajada o preocupada por su predisposición.
—¿No te es incómodo pasar por Clover para ir a...? —En ese momento se daba cuenta de que no sabía hacia dónde se dirigía el joven, después de todo él sólo estaba huyendo del sujeto al que había golpeado—. ¿A dónde irías luego de Clover si me acompañas? —le preguntó con curiosidad mientras envolvía con sus manos la taza nuevamente y sus dedos se entretenían repasando las asperezas de la superficie.
Sayen- Rango E
- Mensajes : 57
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
Asintió cuando ella le preguntó si estaba seguro. No era una mala idea, más allá de que realmente se sentía en deuda el poder de la chica podía ser más que útil si volvía a cruzarse con alguno de los idiotas de antes. Terminó su tostada en lo que ella titubeaba, fijó su mirada en la de ella y se permitió divagar. A pesar de su apariencia delicada y frágil, Sayen se había atribuído un 80 porciento del escape en el día de ayer; sin contar que se había hecho cargo de él mientras estaba inconsciente. ¿Cuál sería el motivo de que quisiera compañía, realmente? La creía completamente capaz de defenderse sola, pero ése era el detalle. Él lo veía, ¿pero lo entendía ella?
¿Qué haría después de acompañarla a Clover? No sabía. Aún tenía muchos jewels que juntar y demasiado que entrenar, le encantaría responder que se pondría a reclutar magos para su propio gremio pero aún no tenía el nivel para hacerlo. Suspiró bajando la vista a la taza antes de beber café.
- No importa realmente dónde esté mientras tenga cerca algo con lo que pueda ganar jewels o practicar mi magia. -Fue sincero, no tenía porqué ocultarle ni profundizar en nada.Volvió a beber café, esta vez hasta terminar la taza. La dejó en la mesa una vez vacía y la miró con una sonrisa.- En el camino, y si estamos bajo refugio, podrías ayudarme a practicar un poco... Aunque sea algo básico como tratar de resistir tu tipo de mágia -Se masajeó el entrecejo, intentado ocultar la pena que le daba reconocer que había algo que con lo que no podía pelear.- , ante ilusiones sería bueno poder hacer algo más útil que desmayarme... Ya sabes, algo así como al menos irme fuera del radio de ejecución de la magia. -
Un pequeña vibración a juego con un repiqueteo de madera lo hizo mirar hacia abajo. Dante daba las última lamidas al bowl con agua tras vacia el de atún. Sus ojos se encontraron y el gato saltó con gracia a su regazo, donde comenzó a asearse las patas.
- ...me vendrá bien practicar tranquilo mientras cuidas un poco a éste... -No fue hasta que soltó aquello que notó un pequeño detalle: Estaba dando por sentado que irían muy tranquilos hacia Clover, y lo cierto era que...- ¿Tienes alguna fecha límite o tiempo con el que llegar a Clover? Estoy muy tranquilo pensando que tenemos todo el tiempo del mundo, pero siquiera sé realmente si tú lo tienes. ¿Qué harás allí? -
¿Qué haría después de acompañarla a Clover? No sabía. Aún tenía muchos jewels que juntar y demasiado que entrenar, le encantaría responder que se pondría a reclutar magos para su propio gremio pero aún no tenía el nivel para hacerlo. Suspiró bajando la vista a la taza antes de beber café.
- No importa realmente dónde esté mientras tenga cerca algo con lo que pueda ganar jewels o practicar mi magia. -Fue sincero, no tenía porqué ocultarle ni profundizar en nada.Volvió a beber café, esta vez hasta terminar la taza. La dejó en la mesa una vez vacía y la miró con una sonrisa.- En el camino, y si estamos bajo refugio, podrías ayudarme a practicar un poco... Aunque sea algo básico como tratar de resistir tu tipo de mágia -Se masajeó el entrecejo, intentado ocultar la pena que le daba reconocer que había algo que con lo que no podía pelear.- , ante ilusiones sería bueno poder hacer algo más útil que desmayarme... Ya sabes, algo así como al menos irme fuera del radio de ejecución de la magia. -
Un pequeña vibración a juego con un repiqueteo de madera lo hizo mirar hacia abajo. Dante daba las última lamidas al bowl con agua tras vacia el de atún. Sus ojos se encontraron y el gato saltó con gracia a su regazo, donde comenzó a asearse las patas.
- ...me vendrá bien practicar tranquilo mientras cuidas un poco a éste... -No fue hasta que soltó aquello que notó un pequeño detalle: Estaba dando por sentado que irían muy tranquilos hacia Clover, y lo cierto era que...- ¿Tienes alguna fecha límite o tiempo con el que llegar a Clover? Estoy muy tranquilo pensando que tenemos todo el tiempo del mundo, pero siquiera sé realmente si tú lo tienes. ¿Qué harás allí? -
Aaron Vanhagger- Rango E
- Mensajes : 86
Re: [Privado] Ojos azules y bella tontería
La respuesta de Aaron le sonó más a lo que diría un vagabundo que a lo que diría un muchacho de ciudad. Se preguntaba si acaso él hacía algún tipo de negocio por lo que necesitaba dinero, pero no podía relacionar sus vestimentas con ninguna clase de comercio. Quería preguntar más al respecto, pero sabía que no tenía el derecho de hacerlo y mucho menos la confianza para eso pese a que su parte más curiosa la empujaba a hacer la pregunta menos indicada. No debía abusar de esa ligera confianza o tranquilidad que sentía respecto a él.
La idea de ayudarlo a practicar para resistir el tipo de magia que ella manejaba le pareció fantástica, además ella misma podría aprender alguna técnica nueva. Había estado pensando en ese tiempo en una técnica de camuflaje para sí misma, algo como cambiar su color de cabello o algo que el ayudara a disimular quien era en casos como los del pintor que había conocido. Tal vez podría pensar en algo como eso mientras viajaban y ayudarlo al joven. Sería una buena forma de pagarle por su error del día anterior.
terminó de comer un par de tostadas con dulce mientras él hablaba y Dante volví a acomodarse con su dueño, como lo había visto hacer el día anterior. La pregunta de Aaron la hizo bajar la mirada al café y le dio un par de tragos antes de responder, dándose tiempo para ordenar las palabras. Fecha límite no tenía, no aún, faltaba mucho tiempo para encontrarse con Zalanna y por más que el quisiera que el tiempo pasara más rápido al mismo tiempo no quería que lo hiciera pues o había conseguido muchas pistas. A pesar de estar escuchando conversaciones y de hacer misiones, no había logrado obtener un dato útil de la ubicación de los secuestradores que buscaba o de la madre de su amiga.
—De momento puedo viajar con calma —confesó con la mirada aún dubitativa—. Sólo voy a Clover porque me dijeron que es una ciudad concurrida y estoy buscando información sobre... —Titubeó aún más y sacudió la cabeza, forzando una sonrisa al final mientras volvía los ojos a Aaron—. Es algo muy personal, lo siento —se disculpó.
Tras eso volvió a tomar una de las tostadas y le dio un mordisco con un aire pensativo. Elevó un dedo de pronto, indicando que iba a decir algo, y tras tragar se mostró más relajada porque su mente había puesto una idea interesante frente a todos los recuerdos dolorosos y eso la ayudaba a distraerse.
—Podemos jugar a las escondidas para que te acostumbres a las ilusiones e incluso tengo varios animales que pueden ayudarte —le dijo de pronto, animada con su idea—. Prometo no ser muy dura contigo —le dijo al final guiñando uno de sus ojos.
La idea de ayudarlo a practicar para resistir el tipo de magia que ella manejaba le pareció fantástica, además ella misma podría aprender alguna técnica nueva. Había estado pensando en ese tiempo en una técnica de camuflaje para sí misma, algo como cambiar su color de cabello o algo que el ayudara a disimular quien era en casos como los del pintor que había conocido. Tal vez podría pensar en algo como eso mientras viajaban y ayudarlo al joven. Sería una buena forma de pagarle por su error del día anterior.
terminó de comer un par de tostadas con dulce mientras él hablaba y Dante volví a acomodarse con su dueño, como lo había visto hacer el día anterior. La pregunta de Aaron la hizo bajar la mirada al café y le dio un par de tragos antes de responder, dándose tiempo para ordenar las palabras. Fecha límite no tenía, no aún, faltaba mucho tiempo para encontrarse con Zalanna y por más que el quisiera que el tiempo pasara más rápido al mismo tiempo no quería que lo hiciera pues o había conseguido muchas pistas. A pesar de estar escuchando conversaciones y de hacer misiones, no había logrado obtener un dato útil de la ubicación de los secuestradores que buscaba o de la madre de su amiga.
—De momento puedo viajar con calma —confesó con la mirada aún dubitativa—. Sólo voy a Clover porque me dijeron que es una ciudad concurrida y estoy buscando información sobre... —Titubeó aún más y sacudió la cabeza, forzando una sonrisa al final mientras volvía los ojos a Aaron—. Es algo muy personal, lo siento —se disculpó.
Tras eso volvió a tomar una de las tostadas y le dio un mordisco con un aire pensativo. Elevó un dedo de pronto, indicando que iba a decir algo, y tras tragar se mostró más relajada porque su mente había puesto una idea interesante frente a todos los recuerdos dolorosos y eso la ayudaba a distraerse.
—Podemos jugar a las escondidas para que te acostumbres a las ilusiones e incluso tengo varios animales que pueden ayudarte —le dijo de pronto, animada con su idea—. Prometo no ser muy dura contigo —le dijo al final guiñando uno de sus ojos.
Sayen- Rango E
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