[Entrenamiento] Voluntad {Parte I}

- ¿Alguien vio a Haseo? Nos queda poco para llegar. – Pregunto el capitán de la nave que pronto estaría arribando en Hargeon. – Si no me equivoco creo que lo vi en cubierta como todas las tardes desde que se nos unió. – Le respondió uno de los miembros de la tripulación, lo que hizo que una carcajada escapara del capitán. – Ah los niños de hoy en día nunca se cansan. – Comento divertido mientras salía de la cabina para dirigirse al lugar indicado.

Ya en su destino, el hombre mayor pudo distinguir al chico de cabellos plateados quien se encontraba flexionando sus rodillas manteniendo la verticalidad para luego volver a erguirse dando un pequeño salto, para luego repetir nuevamente este proceso. - Noventa y seis… Noventa y siete… - Murmuraba cada vez que repetía la acción. – ¿Sentadillas de nuevo? – Pregunto el capitán mientras se acercaba curioso al chico. – Noventa y ocho… Si, noventa y nueve. – Respondió el muchacho sin detener el ritmo – Vaya chico, con lo difícil que te era mantenerte firme en el barco y ahora mírate haciendo sentadillas con un perfecto equilibrio. - ¡Cien! – Exclamo Haseo deteniéndose y así secarse el sudor de la cara con una toalla que rodeaba su cuello, para luego observar al capitán. – Si bueno… No fue fácil. Pero pensé que fortalecer las piernas me ayudaría. -  Comento mientras apoyaba sus brazos en el lateral del barco dándole la espalda al hombre, y fijar su vista en el puerto al cual se estaban acercando. – Falta poco. – Comento provocando que el hombre soltara un suspiro.

– Así es, es una lástima que este sea el último puerto al que llegues como parte de la tripulación. – Comento mientras se paraba al del chico apoyando su espalda en el lateral. – Lo siento y de verdad le estoy agradecido, por salvarme y dejarme trabajar aquí. – Que va hombre, cualquiera lo hubiera hecho, además de que fue un alivio que aun respiraras, muchos apostaban a que estabas muerto ¡Haha! – Bromeo el capitán mientras daba palmadas en la espalda del caza dioses, a lo cual este respondió inclinando la cabeza mostrando una leve sonrisa. – Y por lo otro no te preocupes, los jóvenes tienen cosas mas importantes que hacer que desperdiciar sus años de juventud aquí. Además ahora podre presumir de que en mi nave trabajo ni más ni menos que el terror de la muerte ¡Ahaha! Diez victorias, una derrota y diez nocauts ¿Cómo la ves? ¡Seguramente nos hará popular en el negocio! – Exclamo animado mientras golpeaba con más fuerza la espalda del chico.

- No es para tanto. Ni siquiera fui campeón, de hecho me llamo la atención que me conociera por eso viejo. – Respondió el trigueño con un dejo de tristeza en sus ojos, pero esta tristeza no se debía por recordar que no había sido campeón ni nada relacionado con perder o ganar. Se trataba de melancolía por recordar su pasado, y a la vez porque estaba regresando al lugar donde había empezado ese camino que el viejo mencionaba, lugar que había abandonado por una tragedia, sin decir adiós dándole la espalda a lo que era su familia en ese momento. - Ah muchacho tus remontadas épicas fueron muy populares entre los aficionados. – Respondió el capitán mientras levantaba la mirada al cielo. – A un viejo como yo le encantaría volver a ver espectáculos como ese. – Agrego mientras regresaba la mirada al peli plateado, quien solo bajaba mas la mirada.

–  Así que si algún día regresas al mundo del boxeo, no te olvides de tu capitán y tus compañeros ¡Iré a animarte encantado! Y si me regalas unas cuantas entradas mejor ¡Hahaha! – Volvió a exclamar animado mientras daba palmadas fuertes de nuevo en la espalda de Haseo. – Pff seguro. – Respondió el chico de forma sarcástica, no se lo creía ni el.

Llegado el atardecer cuando el barco ya había atracado en el puerto, Haseo tomo su bolso y se lo colgó al hombro para luego descender del barco y disponerse a despedirse de sus compañeros. –  ¿Guardaste la nota que te di? – Pregunto el capitán a lo que el chico asintió. – Bien si te quedas una temporada por aquí puedes ir con mi vieja amiga seguro le vendrá bien una mano. – Gracias – Respondió con una leve sonrisa el peli plateado ante el gesto del viejo. –  Velare por ti hijo. ¡Éxitos!- Inclinando la cabeza Haseo se despidió por última vez y luego se marcho corriendo, su carácter en ese momento no le permitía expresarse de otra forma, después de todo se había encariñado con esas personas, pero su carácter no le permitía otra forma de expresarse.

-¿Que se supone que haga ahora? – Murmuro para el mismo luego de haber dejado de correr por un buen rato, es mas estaba caminando de forma mucho mas lenta que de lo común, y si pudiera ya se hubiera detenido en seco con tan de no avanzar más, pero algo en su interior le decía que siga caminando hacia su destino, y a la vez también le decía que no. Después de tanto tiempo iba a volver a ver su familia, su abuelo, sus amigos, aquellos que había dejado atrás sin decir adiós, como si nunca se hubieran significado nada para él, y que en realidad era todo lo contrario, pero aún así sus acciones habían demostrado lo primero y siendo una persona que solo se sabía expresar por acciones no encontraba la forma de demostrarle a sus allegados.

Un rato más continuo caminando de la misma forma hasta que llego a un lugar en cual siempre solia pararse a pasar el tiempo solo hasta que su difunta amiga llegaba para hacerle compañía. Un puente entre el puerto y las calles internas de la ciudad, el cual estaba adornado con faros y asientos, solía pasar horas apoyado en el barandal observando el mar. Y siendo por costumbres sin darse se detuvo allí en la misma posición que lo hacía siempre posando su mirada, ahora melancólica, en el océano, el cual ahora reflejaba las luces de la ciudad mientras que el sol terminaba de ocultarse.  

-Hola… Fui un idiota, digo… Sigo siendo un idiota… - Bajo su cabeza de golpe mientras soltaba un suspiro pesado. Genial ahora hablaba solo, bueno hace tiempo que venía recurriendo a el mismo para hablar, siendo que realmente no estaba solo, después de todo ¿para qué había regresado entonces? Tanto pensamiento hizo que cerrara los ojos a la vez que apretaba los dientes con fuerza, tanto pensar y tantos recuerdos comenzaban a alterarlo haciendo inevitable para el que de repente la ira lo invadiera, hasta el punto de levantar la mirada y así encontrarse con un objeto perfecto para descargarse; un poste de luz, por lo que sin pensarlo dos veces le lanzo un directo con su izquierda, pero antes de llegar a hacer contacto con el metal del objeto se detuvo en seco, seguido de esto solo otro suspiro mientras recobraba la postura. - Esta cosa no tiene la culpa… - Murmuro mientras se pellizcaba la mejilla y entrecerraba los ojos. – De verdad no has cambiado nada Haseo. – Una risa y voz familiar se hizo escuchar atrás del cazador de dioses, haciendo que se girara de forma abrupta hacía esa dirección.

-¿Zelkova? En qué momento tu… - De verdad en que momento había llegado aquel chico de cabellos celestes y extraños cuernos negros a esa posición, ese chico de verdad no había cambiado nada, seguía pareciendo un niño a pesar de que no lo era y aquella habilidad para aparecer en sus narices sin que Haseo se diera cuenta ¿Cómo lo hacía? - ¿Qué haces aquí? – Pregunto de mala gana mientras desviaba la mirada, a lo que el chico de ojos verdes respondió sonriendo, mientras balanceaba sus pies al estar sentado en el barandal. – Pues ahora vivo aquí, además vine a buscarte, ya te estabas tardando. – Aquella ultima oración hizo que el chico de ojos rojos se girara a mirarlo extrañado y a la vez con una mueca de enojo. – Aha y cómo es que sabías que… - Se detuvo antes de seguir para luego desviar la mirada más cabreado aún. – Olvídalo después de todo ya se la respuesta a eso. – Refunfuño mientras repetía otra vez un suspiro para luego erguirse y estirarse, mientras que el “niño” lo observaba de forma de curiosa al mismo tiempo que se le acercaba. – Bueno si has cambiado un poco. Estás más alto ¿no crees? – Pregunto examinándolo aun más de cerca. - ¿Cómo se supone que sepa eso? – Respondió Haseo de mala gana.

-Ahora lo sabes. – Comento Zelkova quien ahora se encontraba de cuclillas mientras atrapaba el tobillo del peli plateado para luego empezar a subir hasta sus pantorrillas mientras palpaba en su recorrido. - ¡Tch! ¡molestas! – Lo detuvo Haseo antes de que subiera más, al mismo tiempo que le lanzaba un puñetazo con su izquierda, el cual era esquivado fácilmente por el muchacho, quien recobraba la postura. – Físicamente estas bien, que extraño. – Comento Zelkova en voz alta mientras se giraba dándole la espalda al cazador de dioses. ¿A que se refería con eso? – Ven ¡vamos! Todos estarán animados de verte de regreso, relájate. – Le invito animado con una sonrisa para luego comenzar a caminar, a lo que Haseo respondió siguiéndole el paso – Tch. – Chisto mientras que por dentro se sentía agradecido con el chico ya que de no haber sido por el tal vez hubiera pasado la noche en la calle, aunque dudaba mucho de “animados” Después de todo no cambiara el hecho de que seguía siendo un idiota aunque Zelkova lo haya animado.