[Misión E] DIsturbios en clover

El gremio de Tartaros quería realizar un robo en esta ciudad, no era un robo a grandisima escala pero necesitaban de una distracción para que pudieran actuar sin ser intervenidos por las autoridades de la ciudad. Se trataba del robo a una joya de valiosisimo valor, la misión de Diablo era la de formar el alboroto suficiente para que los demás miembros de Tartaros pudieran irrumpir a tomar la joya sin ser descubierto, por suerte lo que solía hacer el Etherias causaba gran alboroto y ajetreo fuera donde fuera, aunque su magia era muy reducida a lo que fue en su pasado, aun se las ingeniaba para provocar grandes y extensos incendios en las ciudades o pueblos que visitaba, solo necesitaba un conductor o la suerte suficiente para que un incendio provocado fuera avivado con el aire.

Diablo se encontraba sentado sobre uno de los tejados de las casas de Clover sin su capucha puesta, disfrutando del calor que emanaban los rayos de sol, el robo estaba programado para ser realizado al atardecer casi rozando la noche, por lo que aun tenia algo de margen para relajarse con sus cosas antes de ponerse manos a la obra. Pero por lo pronto desde su posición ya había observado de algunos puntos que podia utilizar, casas baratas me madera, lamparas de aceite entre otras cosas que eran de fácil combustión.-El fuego es como un baile...-- Comento este extendiendo su mano, y en la palma de su mano apareció una pequeña llama que fue tomando la forma de una mujer, una vez hecha la forma esta comenzó a danzar frente a la mirada de Diablo que se mordía el labio inferior con uno de sus colmillos mientras se imaginaba toda la ciudad en llamas y la gente corriendo, gritando y llorando de desespero mientras veían lo que lograron en toda su vida desplomarse ante el poder de las llamas.

Fue entonces que cerro la mano y la llama se extinguió a la vez que resoplaba, quizá había llegado demasiado pronto pero es que tampoco tenia nada que hacer en el gremio mas que escuchar las fantasías de otros Etherias, este gremio era algo provisional para él, su objetivo iba mas aya que solo matar a "alguien" a quien ni siquiera conocía, no, el fuego todo lo purifica y este mundo necesitaba una buena purga.

Desconocía el por que tenia que esperar a un compañero, mas el que le envió a esta misión le dijo que esperara a otro mago que seria quien le ayudaría con el asunto de generar disturbios. Eso si que le molestaba, tenia que jugar a las adivinanzas por ver quien seria su compañero de misión, por lo pronto el joven no quería bajar al suelo pues se había cansado de que la gente lo mirara por sus tatuajes, así que esperaría aquí arriba y mirando en dirección del objetivo a ver si veía alguien que llamara su atención.

No podía estar más contento en ese momento. Según me habían dicho esta misión consistía en montar un alboroto, destruir cosas y llamar la atención. Ni siquiera podía quedarme quieto y prácticamente mi cuerpo se impulsaba hacia delante asolas con sólo pensar en ello. Al fin me habían dado algo que me interesaba de verdad. Conforme pasaba por la ciudad con esa sonrisa sádica que tanto me caracterizaba los pueblerinos empezaron a mirarme de una forma un tanto peculiar, un modo que yo tan bien conocía. Creían que estaba loco y, queráis o no, tenían razón, yo estaba como una chota y eso me encantaba. La capacidad de alterar tus pensamientos de forma tan brusca y poder crear arte a partir de ellos era inigualable, me admiraba a mí mismo por ello. Sólo tenía una pega: ´no me habían dejado actuar sólo. Pensaba que con la demostración que había hecho durante la otra misión les había demostrado que podía apañarmelas asolas... parece que no fue así. Siguiendo esta corriente de pensamientos decidí que el resultado de esta misión sería totalmente impecable, además, "generar disturbios" se me daba demasiado bien.

Me empezaba a acercar al punto de encuentro, me había retrasado un poco, de todos modos. Esperaba que al que quisiese trabajar conmigo no le importase esperar y, en el fondo, eso tampoco me importaba. Si se irritaba probablemente los estragos que causaría serían aún mejores, confiaba en esa posibilidad. No tenía ni idea de quiénes eran los mindundis a los que teníamos que ayudar pero pensar que necesitaban de ayuda adicional para poder realizar un simple robo... no decía mucho de ellos. Lo bueno era que pagaban bastante bien, y eso era lo más importante. Cuando al fin conseguí alcanzar el lugar acordado, me apoyé en una pared con una mano en la cara incapaz de aguantarme esa sonrisa que tanto me caracterizaba.

Diablo observaba hacia el edificio donde incurrirían para robar esa valiosa joya, es mas el joven ya veía alguno de sus compañeros ocultos desde su posición, se los veía esperando el momento mas la atención de Diablo se centraba en otro sitio, un joven mas albino que un niño enfermo apareció en escena, ese hacia expresiones extrañas y la verdad, es que era el único que actuaba de una manera distinta a la gente que pasaba por delante del edificio sin ningún problema e ignorando todo, como si no fuera con ellos el asunto. El Etherias se acariciaba el mentón pensativo mientras miraba hacia ese chico a ver si hacia algo extraño, pero en primera instancia sospechaba de ese muchacho. Bueno, siempre podía bajar a preguntar.

Descendió por el tejado de la casa para luego descender por una de las tuberías que se ocupaban de bajar el agua de los tejados hasta uno de los toldos, para luego de un leve salto llegar al suelo. Se coloco la capucha de su ropa para que la gente no se quedara viendo su rostro lleno marcas, y se acomodo sus ropas para luego caminar por las calles de la ciudad en dirección del edificio. La casa en la que estaba sentado previamente se encontraba un poco lejos, cosa que le daba tiempo a Diablo a mirar a su alrededor y ver que podía usar como combustible, veía cosas de lujo como aceites esenciales entre otros y, ¡Oh! Si, eso si que le llamaba la atención, el aceite prendía como si estuviera hecho para el fuego, por lo que el Etherias se acerco al puesto y con algunas monedas compro un par de jarras de aceite, este aceite no le serviría para quemar toda la ciudad pero si le serviría para comenzar un incendio, lo suficiente para que llamara la atención de la guardia.

No tardo mucho en llegar acercarse al sujeto de piel clara -casi enfermiza a vista de Diablo- y se paro frente a este con una mano en el bolsillo, mientras la otra sostenía las dos jarras.-Oe... ¿Vienes para trabajar para Tartaros?-Dijo con una voz suave sin intentar destacar, mientras miraba con la cabeza ladeada levemente al sujeto a la cara.

Menudo fastidio. Menudo y grosero fastidio. No podía creer que a él lo agarraran para esas cosas, de todas las personas del gremio que le pedían intercambiar un favor Nowell se había topado con no de esos que sólo se la pasa haciendo misiones ilegales para ganar más dinero. Él no las prefería, no le gustaba hacer el mal ni molestar a las personas sino dejarlas en paz y sólo golpear a los que se lo merecían. Pero no, allí estaba, metido en una de esas misiones por una favor que siquiera había pedido pero ¿quién se resiste a una pieza mecánica como la que le habían ofrecido? Sabía que algún día a iba a perder su alma por ese tipo de cosas, pero no podía evitarlo. Es decir, ¡vamos!, un prototipo de motor sin lácryma que funcionaba con aceite y magia nada más. ¡Era como un sueño hecho realidad! Pero los sueños salen caro y él tenía que pagar el precio.

Le parecía increíble estar metiéndose en algo así por algo que no era el asunto de los secuestradores de Bosco o la búsqueda de Zalanna y su madre, pero al mismo tiempo no podía evitarlo. Nowell no podía pagar el precio de ese prototipo pero con sólo reemplazar a alguno de sus compañeros podía obtenerlo. ¡Argh! Era fastidioso, pero no le quedaba de otra. En su vida podría pagar algo tan costoso y sólo debía ir allí, hacer algo de alboroto que no incluía lastimar a las personas necesariamente y obtenía algo a cambio. Lo lamentaba por el gobierno, que debería pagar los gastos, y por el dueño del objeto que sería robado pero él necesitaba seguir investigando. Alguien siempre tiene que pagar el precio.

Era por esa razón que estaba allí, caminando por las sombra que daban los edificios en el atardecer, buscando con la mirada a aquel miembro de Tártaros que sería su compañero. Según alguno de los lobos, habría otro de ellos en ese lugar pero Nowell no lo conocía y no estaba particularmente interesado en hacer sociales con los de su gremio, él sólo estaba allí con conveniencia; por la misma conveniencia que lo estaba metiendo en esa misión que no pegaba en anda con su perfil.

Llegó frente a la tienda que sería robada, sabía el nombre porque se lo habían revelado al indicarle que debía ir a hacer ese trabajo sucio, y observó alrededor notando a una figura encapuchada que destacaba demasiado. ¿En serio? ¿Tan poco disimulado? Le clavó la mirada en la espalda a aquel sujeto, esperando que se diera cuenta de que lo estaba viendo, y se cruzó de brazos del otro lado de la calle esperando a que dejara de hablar con quien lo hacía. No tenía intenciones de acercarse más a la tienda, lo que faltaba era que lo reconocieran luego.

Parecía que si era su compañero de misión, pero este fue intervenido por un usuario de Tartaros "camuflado" para no destacar frente a toda la gente y le dijo al otro Etherias albino que su compañero de misión había cambiado, lo cual irritaba el estado de animo de este que miro con desdén como el otro alvino se marchaba de la escena, y el demonio que vino avisar desapareció como si de humo se tratara. Le molestaba un poco que cuando parecía haber encontrado a quien seria su compañero ahora tenia que buscar a otro ¿De verdad? Esto parecía un chiste malo y Diablo era el protagonista, lo cual le molestaba y hacia elevar su temperatura corporal al estar molesto... Tras un largo suspiro, volteo para ver como otro sujeto tenia la mirada fija en él.

¿Y ese? Le molestaba el hecho de que se lo quedaran mirando ya que quizá le estaba juzgando por su aspecto lleno de marcas, pero no, esa mirada parecía mas una de intentar llamar la atención que de escudriñar su aspecto ¿Seria su otro compañero? Sin ningún problema camino hacia ese hombre con las lamparas en su mano intentando no agitarlas mucho para no romperlas.- Oe, o una de dos o eres mi compañero o eres un fisgón... Me decanto mas por lo primero -Comento este, para luego quitarse la capucha y descubrir su cabeza, las marcas estaban por su rostro -las mismas que las del torso- Orejas puntiagudas, y un cabello realmente claro.

Diablo oscilaba las lamparas adelante y atrás mientras ladeaba la cabeza un poco.- ¿Sabes los detalles del trabajo? -Era un poco descarado ese demonio, hablando de su trabajo con tanta facilidad sin importar si alguien cercano podía escuchar, mas que su aspecto físico demandaba la atención de casi todo el mundo que pasaba por la zona, tanto el aspecto como la vestimenta era descarado. Con calma la lengua del Etherias asomaba de entre los dientes enseñando la marca de Tartaros, apenas unos segundos para luego volver a guardar su lengua.- ¿Te gusta lo que ves? Se que soy único -Dijo en tono burlón haciendo mención a la mirada que le dedico ese hombre, para luego esperar su respuesta a ver si tenia suerte y era su compañero.

El encapuchado se giró para cruzar su mirada con él y notó que no estaba muy agradado con el hecho de que lo mirara fijo. Una sonrisa de lado se apareció en los labios del mago y ladeó la cabeza como invitándolo a acercarse o a que dijera algo, estaba seguro de que ese sujeto era probablemente al que buscaba o resultaba ser un fanático de las cosas con aceite por lo que llevaba en la mano. Lo observó de arriba abajo mientras él se acercaba y se preparó para tener que reaccionar si acaso algo ocurría.

El sujeto le habló directamente y tomó la decisión correcta de las dos posibles. Nowell asintió, aún no muy agradado con la idea de esa misión, pero disimuló sus molestias con un rostro de asombro cuando al fin pudo ver el rostro del sujeto. Cabello blanco, inusuales ojos de tono cian y marcas en el rostro además de orejas puntiagudas. Se preguntó si él sería alguna clase de antropomorfo o si esas marcas eran parte de su magia, pero supuso que no quería saberlo en realidad para no tener más problemas. No quería involucrarse demasiado con él. Asintió para hacerle saber que él era su compañero.

Se acercó un paso al escuchar su siguiente pregunta y notar el sugestivo movimiento de las lámparas con aceite. Aquello iba a hacer malo.

—Distraer no incluye matar para mi —le advirtió mientras el joven dejaba ver la marca de tártaros en su lengua.

Nowell se apartó al fina, caminando hacia la calle aledaña más cercana ya que crear un desastre tan cerca del lugar del robo sería algo demasiado obvio. Se metió las manos en los pantalones y con un movimiento le dijo al sujeto que lo siguiera. Agradecía no haber llevado a Klofjer con él esa vez, sino al pobre sujeto ya le habría clavado los dientes.

—Lo siento, no eres mi tipo —dijo con un tono ácido respondiendo a su pregunta—. Pero si quieres una cita conmigo, primero tendremos que terminar el trabajo —le avisó intentando ser un poco más suelto con él y viéndolo por sobre un hombro—. ¿Vienes?

Nowell había visto en la calle contigua un depósito con cajas de madera y botellas. Podrían perjudicar ese lugar si querían llamar la atención, aunque para eso tendrían que sacar a las personas de adentro para que no sufrieran daños. Nowell suponía que eso le tocaría hacerlo a él.

Sonreía de gracia al escuchar las palabras de ese tipo, por lo menos no parecía un antisocial arisco que evitaría todo contacto con el Etherias ya sea por su carácter o por su aspecto, estaba bastante harto de que la gente lo juzgara por su apariencia, por ello escondía su físico a veces bajo la capucha y su ropa. Tras un leve suspiro miro con curiosidad los que hacerse de ese hombre, la cita no era algo de su interés pero, el comenzar con este trabajo si que podía ser un buen punto para marcharse de aquí cuanto antes para poder hacer otras cosas. Diablo camino un par de pasos para entonces darse cuenta de que tenia que mencionarle su idea para realizar este trabajo, la idea era sencilla, verter el aceite sobre el objetivo y hacerlo arder... Pero viendo el lugar mas de cerca se dio cuenta que quizá necesitaba algún aliciente mas, algún producto que también fuera inflamable para que las llamas devoraran el lugar con mas facilidad.- Escucha, digamos que yo tengo algo de afinidad con el tema del fuego y esas cosas que mucha gente no comprende, ¿Ves esto? -Comento mostrandole las lamparas de aceite.- Tengo pensado prenderle fuego a este lugar, pero necesitare algo mas que no solo esto para poder prender mucho terreno...Vamos a buscar algo mas que poder prender antes de empezar -Añadió el demonio, para luego caminar hasta adelantar a ese tipo y voltear mirándolo con una sonrisa juguetona.- No le tendrás miedo al fuego ¿No? -

Tras decir eso rompió en carcajada, dándole la espalda de nuevo y llevándose las manos detrás de la cabeza con su rostro al descubierto, ignorando ya por completo los posibles comentarios de la gente al ver el aspecto físico de este. ¿Por que se extrañaba la gente? Seguro que no era la primera persona con marcas por todo su cuerpo, tal vez por las orejas y esa mirada afilada que poseía ayudaba un poco a no pasar inadvertido. Pero mientras tenia ambas manos detrás de su cabeza, se planteaba que tenia en mente su compañero aun con lo que él le dice, si decia de ir a algun lado es por que tenia algo en mente... ¿Pero que?

Ladeo la cabeza lo justo para poder observarlo con una sonrisa.- ¿Que tienes en mente? Por favor, que sea algo entretenido -Comento este, para luego seguir caminando con una sonrisa.

Hablemos sobre la frase "afinidad con el fuego", hablemos de que su compañero sonaba como un maldito pirómano diciendo eso. Bueno, tal vez lo era, tal vez era una de esas personas que por alguna razón les gusta ver el mundo arder de manera literal y que tenía problemitas con los que lidiar. Por él estaba bien, lástima que alguien como él fuera el encargado de una misión para distraer, no necesitaba saber demasiado para entender por qué tenía las lámparas de aceite en una mano. Genial, simplemente aquello era genial, no podía creer que alguien quisiera incendiar algo para hacer un robo. ¿No se esperaría uno menos... peligroso?

Quiso suspirar y llevarse una mano a la cara pero se contuvo. No quería que aquel hombre de ese gremio tan peligroso creyera que estaba tomándolo a mal o algo, no quería enemigos y él no era quién para acusar a alguien por su afinidad o gusto. Simplemente tendría que tener cuidado y evitar que alguien saliera lastimado por el fuego. El muchacho entonces se detuvo delante de él y le hizo una pregunta que lo obligó a rodar los ojos, si supiera que el fuego le había salvado la vida en una ocasión de seguro se sentiría algo decepcionado.

—No le tengo miedo, aunque no me gusta el olor que deja —le contestó a pesar de las carcajadas.

Cuando las miradas de ambos volvieron a encontrarse, ya estaban metidos en el callejón y Nowell se detuvo desviando sus ojos hacia la puerta de la bodega.

—Allí dentro hay cajas, vinos y alcohol. Estoy seguro de que podremos incendiar ese lugar, un poco menos de vino en la ciudad le hará un bien a más de uno —dijo con tranquilidad pero con un gesto amargo en el rostro. El vino le recordaba cosas que no quería pensar. Sacudió la cabeza—. Pero, como te dije antes, no pienso dejar que nadie muera. Están robando, no matando gente porque sí, por lo que se me ocurrió que mientras te encargas del fuego yo puedo sacar a las personas de allí para que no intenten apagarlo.

Le propuso con tranquilidad, haciendo un ademán hacia él como esperando saber si estaba de acuerdo o no con la idea. La verdad es que Nowell no quería hacer ese tipo de misiones, la recompensa de su compañero de gremio lo había tentado pero aún así no le sacaba el gusto amargo de la boca con todo eso. No podía esperar que fuera más creativo que eso. Quería algo simple y terminar con ese trabajo.

El demonio de claros cabellos observaba desde el callejón el lugar que tenia su compañero en mente prenderle fuego, bueno, por la manera en la que hablaba no estaba muy conforme con ello pero no era algo que la mente del demonio tuviera en cuenta, mas cuando hablo de que mientras el se ocupaba de hacer arder a la gente el se ocuparía de sacarlos fuera le causo gracia, y llevo el dorso de su mano delante de su boca para evitar el romper a carcajadas en ese mismo momento, a Diablo no le importaba lo mas mínimo la vida de la gente que pudiera encontrarse en el interior del edificio, pero su compañero parece ser que tenia valores morales que evitaban que se comportara como un asesino ¿De verdad? Eso parecía, le causaba gracia que detrás de esa fachada de tipo duro y ese carácter -por lo menos el que vio de momento- se ocultara una persona con corazón y que velara por la seguridad de la gente.- Haz lo que te plazca, no soy tu niñera -Tras decir eso, Diablo fue directo hacia la puerta la cual abrió al no estar cerrada y entrar en esa habitación, la verdad es que ese tipo tenia razón y esto estaba lleno de alcohol inflamable que, ardería en gran medida junto con el aceite de las lamparas que cargaba.

Buscaba entre las cajas la que tuviera mas heno de ese que se usaba para que las botellas no se revolvieran mucho en el interior de estas y así evitar que se rompieran. Podía ver varias de esas cajas prácticamente vacías pero con bastante heno, seguro que las guardaban para tirarlas todas juntas pero ¡Tarde!

El Etherias abrió las lamparas de aceite para ir embadurnando todo el lugar, sobre todo comenzando por las cajas mas vacías. En cuanto termino con el aceite, comenzó con las bebidas que podría utilizar para que todo el lugar prendiera, no sin antes al abrir la primera botella darle un suave trago al alcohol dulce de la botella.- Preocuparse por esta gente... Inocente -Murmuro por lo bajo, para luego darle otro trago a la botella y comenzar a vaciarla por las paredes, el resto de cajas y así con gran parte de las botellas de alcohol, eso si, tenia que aguantar lo máximo que podía la respiración si no quería salir ebrio del lugar.

El mago no pudo evitar poner los ojos en blanco al escuchar la risa de su compañero, ya se imaginaba -porque sabía de qué gremio provenía- lo que estaba pensando y no le importaba demasiado. Sus pintas de persona seria o tipo duro estaban preparadas para dar la idea de miedo a quienes quería golpear pero frente la gente inocente que no le había hecho ningún mal no podía levantar una mano.

Tener la libertad de hacer lo que se le viniera en gana fue un alivio para él y decidió entonces que dejaría al pirómano hacer lo que quisiera mientras se encargaba de salvar a las personas de aquella locura. De verdad, no podía entender cómo funcionaban los gremios oscuros y menos el por qué hacían cosas como aquella, no entendía las motivaciones para robar, asesinar y lastimar a los otros por el bien propio. Claro que si pensaba en "los otros" como personas malvadas no tenía ningún problema en hacer alguna de esas tres cosas. De hecho, si lo pensaba un momento, en otra circunstancia hubiese sido capaz de tomar al su compañero y golpearlo hasta que escupiera lo que sabía de cualquier indicio de traficantes de humanos.

Sacudió la cabeza y se alejó por el callejón, dejando a su compañero hacer lo que quisiera. Se quedó cerca de de la entrada del lugar y sacó de sus bolsillos la caja de cigarros. Se llevó una a la boca, guardando los demás para después, y palpó los bolsillos de su pantalón hasta dar con el encendedor y pronto prendió el cigarro. Le dio una larga calada, esperando a que las cosas ocurrieran, buscando calmarse a pesar de los nervios que tenía por saber que por su idea alguien podría salir lastimado.

Diablo de seguro tardaría un poco en llenar el lugar de alcohol y aceite para hacerlo prender, por lo que Nowell tenía el tiempo suficiente para calmarse y esperar que las llamas crecieran antes de entrar al local. Si se tardaba demasiado las cosas podrían irse por la tangente más trágica, si lo hacía a tiempo podría salvar a las personas en el interior pero hiciera lo que hiciera no podría salvar al dueño del lugar de las pérdidas que sufriría.

Los vapores del alcohol embriagaban al Etherias y los aromas comenzaban a afectarle, no mucho, la verdad es que no seria la primera vez que se emborrachaba pero no era algo de su agrado en días normales y mucho menos cuando estaba con un trabajo. Las paredes y las cajas de madera estaban siendo impregnadas con el alcohol que el Etherias vertía sobre estas, mas con solo quemar esta zona del local no esperaba con seguir mucho, lo que le dio una brillante idea. Agarro una de las cajas que contenía cantidades de alcohol, y visualizo una puerta que por simple intuición daba a entender que esa puerta era la trasera del local que llevaba al almacén. Con cuidado y sigilo, caminaba por un pasillo en el que al final se podía vislumbrar lo que era el local y ver algunas de las personas que estaban dentro de este, y fue entonces que una pequeña sonrisa se formo en los labios del demonio que, comenzó a soltar el liquido de la botella, trataba de hacerlo con discreción para que la gente no se advirtiera de su presencia, pero... ¿Ese compañero suyo no quería evacuarlos? Bueno, tendría que darse prisa entonces ya que al Etherias no le importaba lo mas mínimo si esa gente era capaz de escapar de esta situación o no, quizá el muchacho tendría que dar su mayor esfuerzo para no verse envuelto en las llamas también.

Tras vaciar algunas botellas volvió a la bodega y cerro la puerta, para posteriormente bloquear el acceso colocando casas, estanterías y objetos diversos para que no pudieran abrir esa puerta y salir por el almacén. Entonces, se sentó en medio del lugar aun que su ropa se empapara por el alcohol que había por el suelo y su ropa se impregnara de aquel fuerte olor, el demonio tan solo ignoro ese hecho y extendió la palma de su mano, haciendo obrar su magia.

En cuestión de unos instantes y bajo la atenta mirada de Diablo, una pequeña concentración de ceniza y alguna chispa comenzaba a cobrar forma en la palma de su mano, adoptando la forma de una mujer la cual comenzó a danzar con gracia sobre la mano de este, haciendo que el demonio tan solo contemplara la danza y obviara lo que pudiera suceder a su alrededor. Cualquiera diría que su mirada se mostraba algo nostálgica mientras contemplaba la silueta la cual comenzaba a prenderse en llama pero, en el momento en el que la bailarina de ceniza de detuvo frente a él como si lo observara, Diablo soplo con fuerza para esparcir las cenizas y hacer que se convirtiera en una llamada, la cual hizo que el lugar comenzara a arder.

Mientras salia de la bodega comenzaba a reír algo alocadamente, para su posterior salida de la bodega y mirar a su compañera.- Date prisa, o en poco un dulce aroma a barbacoa llegara a tu nariz -Comenzó con la voz algo temblorosa de la emoción, y un poco de su estado de embriaguez por respirar tanto vapor de alcohol.