[Misión E] Recolectar Fruta [Kayode - Xion Jawtia]

Con una misión cerrada y aún su meta de mantener el cuerpo activo y su entrenamiento para llegar a su amo en iguales o mejores condiciones que tenía al separarse de él volvió al dueño del bar para solicitar una nueva misión. El guerrero tenía entendido que sería él quien le suministrase las labores. El hombre se rindió de intentar explicarle que él no tenía todas las misiones a la mano, mucho menos que las buscaría especialmente para él, así que se rindió para poder traer algún planfleto que tuviese a la mano. Así fue que el esclavo ahora estaba en viaje hacia Magnolia: Al parecer eran fechas de cosecha y la misión hasta parecía una competencia sobre quién tenía la mayor cantidad y, por su puesto, la mejor fruta.

Con suerte era la ciudad contigua, así que tampoco tuvo demasiado tiempo de viaje del cual renegar y el ejercicio de caminar los kilómetros de distancia le eran muy buenos para el entrenamiento físico. Por el poco tiempo que tenía para llegar al día de la cocecha procuró no tomar más del descanso necesario, correr o trotar la mayor parte del trayecto posible y hacer comidas fuertes en calorías para reponer energías. Llegó al sector de estaciones antes de darse cuenta y con algunas indicaciones pudo armar su trayecto hasta el "Parque de Puerta Sur" donde se festejaría la recolección. Siquiera tuvo tiempo para pensar en alguna posada o dormir apropiadamente, llegaba muy temprano el mismo día en el que debía cumplir la misión.

Buscó entonces el punto de encuentro marcado en el panfleto de la misión y se sentó con los brazos y piernas cruzados recostando la espalda en un árbol. Aprovecharía el tiempo que tenía de ventaja para cerrar los ojos y reponer energía en lo que llegaba su compañero de misión. Con suerte llegaría con tiempo necesario para despertarlo y trazar alguna táctica de acción antes de que comenzara toda esa cacería de fruta. ¿Qué clases de habilidades tendría? Comenzaba a pensar que sería conveniente que se brindara esa clase de información antes de que llegara el día de la misión, nunca estaba de más poder pensar en cómo avanzar una batalla sabiendo perfectamente cuáles eran las ventajas sobre el campo enemigo. Pensando en posibilidades de acción que pudieran amoldarse a cualquier tipo de compañero fue que su cuerpo se permitió descansar sin perder el estado alerta.

Había llegado a Magnolia hace una semana aproximadamente, y en el primer día las palabras de muchos se me afirmaron: era una ciudad preciosa. Incluso pensé en quedarme unas semanas, llevaga un mes bastante agitado y nadie se iba a morir por una estancia más larga, ¿cierto? Aunque tenía que ganarme el pan de cada día.
Pasaba el tiempo en una de las numerosas posadas que había en la zona norte de la ciudad, y por suerte los empleados eran agradables, incluso los clientes, apenas tuve problemas con ellos. En una semana solamente uno me dio problemas.Hablé con el posadero para que me presentara algun trabajo fácil y adecuado para mi. Y no le rogué mucho, en unos segundos ya tenía sobre la mesa unos cuantos folletos. Los miré con detenimiento y finalmente me decidí por uno bastante simple, estaba demasiado emocionada y no quería tener muchas posibilidades de meter la pata. Supuestamente tendría que recoger la mayor cantidad de fruta en un tiempo determinado, acompañada de alguien más, por supuesto.
Le agradecí al "viejo" y dejé el lugar. Al parecer debía ir hasta el otro lado de la ciudad, y quería llegar antes que la mayoria y poder disfrutar de un poco de paz, que nunca viene mal.

Casi una hora más tarde llegué al Parque de Puerta Sur de Magnolia donde iba a tener lugar el concurso. Di una vuelta por el lugar para familiarizarme un poco con él hasta que vi a alguien sentado junto a uno de los robustos árboles. Tuve que hacercarme un poco para obtener más detalles: se trataba de un joven-visiblemente mayor que yo-, de rojos cabellos, que pronto despertaría por mi culpa. Con las ideas claras, me senté frente a él manteniendo un metro de distancia dado que se le veía bastante ágil y no conocía sus intenciones ni por qué estaba ahí.
-Eh, disculpa...-dije intentando obtener algo de su atención y aclaré mi voz antes de seguir-¿Tú también estás aquí para recolectar fruta?-le pregunté intentando mantenerme firme y atenta, aunque...-Ah, y buenos dias, bella durmiente. Hoy estás realmente hermosa.-nah, yo y la seriedad no eramos tan buenas amigas.
'Espero que no se lo tome mal.' rogué en mi mente.

El sonido del crujir de la hierba alertó sus sentidos, pero procuró mantener los ojos cerrados. Algo o alguien se acercaba a él, podía deducirlo por las pisadas cada vez más fuertes. Una voz femenina acabó por certificarle dos cosas: Una era que era una persona quien se habiá acercado -niña por el tono agudo.- y dos que le... ¿hablaba a él? Abrió slos ojos y parpadeó un instante sin comprender. ¿Bella Durmiente? ¿Estaba confundiéndole con una mujer? Tragó duro, aclarar el malentedido sería incómodo. No quería que la chica se sintiera mal por confundirlo ni poner el tela de juicio su método para juzgar el sexo de una persona, pero ¿cómo hacérselo notar? Se aclaró la voz, un tanto incómodo y desvió la vista rascándose la nuca.

- Antes de responder quisiera corregirla: Soy un hombre, no una mujer. No entiendo muy bien cómo mi apariencia puede confundirla aunque debo confesarle que me da curiosidad la clase de mujeres con las que usted está acostumbrada a tratar... Le pido por favor no tome como un insulto mi corrección, pero creo más apropiado y cómodo que podamos tratar al otro acorde a su sexo natural. -Con aquello aclarado se volvió hacia la muchacha finalmente, apenas disculpándose con un ademán de la cabeza.- Con respecto a sus otras dudas: Sí, estoy aquí para recolectar fruta. Específicamente estoy esperando a mi compañero de trabajo antes de iniciar con la labor, verá es por encargo de misión, realmente no estoy familiarizado con esta tradición de Magnolia. - Se puso de pie cuidadosamente sólo para hincar la rodilla en el suelo en el típico saludo militara sus superiores.- Mi nombre es Kayode, es un gusto conocerla. -


A sus alrededores ya comenzaba a formarse murmullos y pequeños grupos de personas. Al parecer dentro de poco el festival daría inicio y todos los participantes estaban llegando al lugar. Kayode observó por el rabillo del ojo después de contemplar los segundos necesarios pra que el saludo tuviera una aceptable cortesía, antes de ponerse de pie de manera parsimoniosa. El descanso había terminado y lo mejor sería comenzar a espabilar sus sentidos. Volvió la vista a su casual compañera, bien recto.

- Mi compañero aún no llega, así que si está perdida o buscando a alguien puedo ayudarla sin problemas hasta entonces. Si tiene dudas sobre el acontecimiento puntualmente desde ya debo disculparme, la información que manejo es muy escueta al ser un extranjero. Sólo sé que se trata de recolectar fruta, pero puedo ayudarle a buscar a alguien más formado en el tema para que responda todas sus cuestiones. -

Al final mi espera no duró mucho tiempo, al cabo de unos segundos sus parpados se abrieron dejando que un par de ojos rojos se fijaran en mi, provocando que un leve estremecimiento recorriera mi espalda, aunque rápidamente evitó mi mirada. Eso si, sus palabras me sorprendieron mucho más. ¿Realmente pensaba que yo hablaba en serio? ¿Tan mala era haciendo bromas? Sabía que no todo el mundo aceptaba mi humor, pero no creía que se llegaba hasta ese punto. Mi ceja derecha se iba arqueando más y más acorde a lo que decía, y me tomó un momento salir del shock.
-Bueno, no sé ni por donde empezar...-me froté la nuca y finalmente se me escapó una carcajada.-Lamento la confusión, pero era una simple broma. Mi humor es bastante extraño, lo admito, pero por suerte la vista no me falla tanto como para confundirte con una mujer.
Con mi explicación finalizada, seguí escuchándolo. Y entonces noté la gran diferencia que había entre su forma de hablar y la mía. Me trataba de "usted", y al contrario, yo le hablaba con "tú". No sabía si le molestaba o no, pero definitivamente yo no acostumbraba a hablar con tanto respeto a los demás. 'Bueno, lo dejaré estar, al menos no se burla de mi.'

Hurgué en mis bolsillos mientras él me contaba su situación en busca del folleto que tomé de la posada, hasta que, con éxito, lo encontré doblado en numerosas partes quedando así bastante arrugado. Lo sacudí un poco en el aire para que quedara más o menos en su forma original y lo dejé a la vista del pelirrojo cuyo nombre al parecer era Kayode.
-Pues lamento la tardanza, y también me disculpo por si mi apariencia te decepciona y posiblemente no cumpla tus expectativas, pero creo que yo soy tu compañera para la misión. Encantada de conocerte también, Kayode, puedes llamarme Xion.-sonreí y volví a guardar el papel mientras iba mirando alrededor. Sin darme cuenta, el lugar empezó a llenarse de gente y el ambiente parecía estar cada vez más animado-No te preocupes, yo tampoco conozco las tradiciones de esta ciudad, vengo de muy lejos. Pero dudo que recolectar la fruta requiera grandes conocimientos de las costumbres de aquí, ¿verdad?

Volví a mirar a los lados en busca de una pista para saber por dónde deberíamos empezar. No muy lejos de ahí vi que se juntaban algunas personas, y había varias cestas amontonadas.
-Kayode, parece que ahí nos van a dar la indicaciones necesarias para el evento. ¿Nos acercamos o seguimos esperando? Nos vendría bien una de esas cestas también, ¿no? Para poner las piezas.-le pregunté. Si quería que las cosas salieran bien, teníamos que ponernos de acuerdo en bastantes cosas, sobretodo el punto de partida.-Por cierto, ¿te parece bien contarme algunas de tus habilidades? Fuerza ya me imagino que tienes, pero me gustaría saber más de mi compañero.-añadí dedicándole una sonrisa amistosa. 'A primera vista no parece mala persona, supongo que se merece un buen trato, más aun teniendo en cuenta que se ve mucho más útil que yo.'

- ...broma... -Repitió por lo bajó, para sí mismo. ¿Qué era una broma? ¿Acaso trataba de llamar a las cosas por el contrario de lo que eran? ¿Como un absurdo? Tenía entendido que el humor era una disposición del ánimo, especialmente cuando se manifiestaba exteriormente. ¿Cómo podía eso relacionarse con un absurdo? ¿Sería esa manisfestación en voz alta lo que la convertía en una broma? Sintió malestar de sólo pensar que había podido incomodarla, es decir, se suponía que él debía de entender la broma antes que suponer que ella lo había confundido. Tragó duro prefiriendo seguir en silencio antes que seguir ofendiendo a la jóven.

La observó hurgar en sus bolsillos con el mismo volante que le habían dado a él. Entonces ella era su compañera. Abrió los ojos e inclinó la cabeza exageradamente. ¡Había tratado como una niña a su compañera de misión! ¿¡Cómo podía...!? ¡¡N-No debía...!!

- ¡LO LAMENTO! -Se disculpó exageradamente, inclinandose desde la cadera. Se quedó unos minutos así, tieso, mientras ella seguía hablando sobre lo que debían hacer. Mientras él sentía el sudir frío en el cuerpo, hasta no dar con su amo eran los compañeros de misión quienes tomaban su lugar y él acababa de faltar el respeto a uno de ellos. Buscas cestas, sí. Indicaciones, claro. Tragó duro enderezándose como podía, acartonado aún fatigado por la culpa.- S-Soy un mago Seith, especializado en posesión animal. -Intentó mantenerse en su sitio esperando que ella lo guiara, pero no pudo con la pena y comenzó a caminar en dirección donde ella había señalado.- Es algo más enfocado a cuerpo a cuerpo, pero... -Con la mente volviendo a pensar en los árboles y su misión, analizó a Xion mirándola de arriba a abajo.- Creo que sería una buena idea subirte a los árboles y que desprendas directamente la fruta de las copas, yo puedo apilarlo en la cesta... O puedo golpear las ramas para que caigan. -De subir a la chica a los árboles él se encargaría de cuidar que tuviera tanto un ascenso como descenso seguro.

Me rasqué la cabeza mientras pensaba en la actitud de mi compañero. No me molestaba, no, no era eso, pero simplemente era demasiado extraño para mi. Y parecía que nos sorprendíamos el uno al otro sin parar, aunque más me preocupaba él. Hablaba y se movía como si fuera inferior a mi, o al menos esa era la impresión que me daba. Igual que un perro con su amo: obedece las ordenes del que le da comida, lo sigue adonde haga falta y muestra un gran respeto. 'Para mi incluso un perro está al nivel de cualquier humano. ¿No se supone que por el hecho de tener vida ya somos todos iguales?' y ahí vuelve a salir mi lado inocente.

Puse las manos sobre mis caderas prestando atención a las palabras del joven mientras nos acercábamos al puesto con las cestas. Yo no era muy buena con la estrategia, eso de idear planes no iba conmigo, siempre actuaba por puro instinto así que no tenía quejas de lo que decía.
-Cuento contigo, Kayo.-me volteé para mirar al chico rápidamente en cuanto me di cuenta de que acorté su nombre. Por desgracia, esa costumbre no se me quitaba y hacer algo así con alguien a quien acababa de conocer era... malo no, pero si extraño.-Ah... perdón, quería decir Kayode.-volví a revisar las cestas intentando escoger una buena y al mismo tiempo ocultando el leve rubor que cubría mis mejillas. Al parecer se me había pegado ese nerviosismo de no ofender al otro, y no era bueno. Finalmente cogí la cesta más grande que había y miré al hombre que las había traído.
-¡Señor, me llevo esta!-sonreí y me dirigí a mi compañero nuevamente.-Vamos a ganar esta competición por dos razones: primero, porque somos los mejores; y segundo, porque lo digo yo.-solté una carcajada y comencé a caminar hacia uno de los árboles.

-Hmm, entonces supongo que voy a subir yo. Aunque veo que también hay frutas en las ramas más finas, ¿podrías encargarte de esas de aquí abajo? Dudo que aguanten mucho bajo mi peso, y no quiero arriesgarme demasiado.-claro que podría usar mi propia magia para ello, pero quería reservarla por si aparecía otro tipo de "inconvenientes" ahí arriba. Me fijé mejor en lo que tenía que recoger-manzanas- y me froté las manos con impaciencia.-Cuando estés listo puedes lanzarme ahí. ¡Te traeré la mejor pieza que encuentre! Ah, y por cierto, si ves que a alguien se le ocurre subir, no es necesario que te contengas.

- Si le es más cómodo Kayo, puede llamarme de esa forma señorita Xion. -Dijo tras negar con la cabeza restándole importancia a su disculpa. Ya junto a las cestas, esperó que ella escogiera antes de avanzar y tomar la que se seguía en tamaño a su predesesora.- Con su permiso. -Le mencionó al hombre de las cestas antes de cargarla sobre su hombro derecho. Se encontró con Xion mirándole de frente, animada y con nuevas órdenes: ¡Ganar la competencia! Asintió obediente, convencido. Como siempre que un amo hablaba con determinación, Kayode se encontraba lleno de optimismo.- ¡Ganaremos, señorita! -La secundó antes de seguirla, paso a paso, hasta uno de los árboles.

Dejó la cesta en el suelo escuchando las instrucciones de ella. No había dudas de que era buena líder. Asintió obediente a cada de una de sus palabras y chocó los puños frente a su pecho como muestra de haber entendido la órden de no contenerse contra los enemigos. Se acercó a ella, y susurrando "Con su permiso, señorita." la tomó por la cintura con una mano a cada lado.

- Tome la cesta con fuerza, por favor. -Dijo, asegurando las manos bajo las costillas de ella. Podía ver por el rabillo del ojo cómo las personas iban acercándose a los árboles. No podía dar detalles, pero si reconocía la cantidad de bultos y podía asegurar que ya la mayoría tenía la cesta con ellos. Flexionó las rodillas para tomar impulso y...

PRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

El sonido agudo de un silbato lo detuvo. Giró la cabeza de forma automática hacia donde provenía y notó al hombre de las cestas dejando colgar el intrumento en el collarín que tenía puesto. Movió un megáfono asta sus labios y habló con voz fuerte y clara, grave y algo carrasposa por su edad.

- BINVENIDOS A LA GRAN COSECHA DE MAGNOLIA. GRACIAS POR PARTICIPAR ESTE AÑO PARA AYUDAR A NUESTROS COECHADORES. RECUERDEN COMPETIR POR LA MEJOR FRUTA. ¡MUCHA SUERTE A TODOS! -

Estar entrenado para que ninguna sorpresa estropeara su misión aseguraba que a Kayode siquiera se le hubiese acelerado el pulso por la sorpresa.- Ante lo que necesite, estaré aquí, señorita Xion. -Bastó volver su atención al espacio de ramas a donde facilitar a Xion la llegada a la copa sin heridas para dar un buen salto y propulsar a la chica hacia arriba con la fuerte extesión de sus brazos. En cuanto aseguró con la vista la seguridad de la chica, tomó su cesta y estiró su brazo a las ramas más bajas y finas. Toda la fruta que estuviera en su camino terminaría en la cesta. Ganarían porque eran los mejores y, lo más importante, por la señorita Xion lo decía.